El Antiguo Comentario

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La Tierra: un gran cuerpo vivo por Louise Huber




Fragmento del libro
LOS SIGNOS DEL ZODÍACO 
de Louise Huber



En psicología astrológica, al hacer la interpretación de un horóscopo, el todo o la unidad se considera más que la suma de las partes que el intelecto analítico tiende a separar. Por eso, el enfoque adecuado para la correcta comprensión de las relaciones astrológicas y espirituales es el que se basa en la percepción sensorial y sensitiva, y en la inmersión en la realidad vital.


Earth Hierarchies - Peter Fich



La Tierra: un gran cuerpo vivo
En esta misma línea, podemos imaginar la Tierra como un gran cuerpo en el que la humanidad, dividida en células y grupos de células, se mueve y tiene su existencia. Todos los organismos vivos tienen una estructura similar. Así como nuestro cuerpo consta de muchas células, nosotros también somos células del cuerpo del Logos Planetario que, a su vez, es una célula de un ser mayor, el Logos Solar, y así sucesivamente.
Todos los sistemas son interdependientes. Nuestro organismo humano depende del organismo planetario, éste depende del sistema solar que, a su vez, forma parte de sistemas mayores hasta llegar al centro galáctico, cuyo cuerpo u organismo es toda una nebulosa espiral.
Es interesante hacer el ejercicio de imaginar las magnitudes involucradas porque nos permite hacernos una idea de las regularidades cósmicas que después podemos trasladar a nuestras propias vidas. El gran astrónomo Kepler consideraba que la Tierra no era sólo un cuerpo celeste exclusivamente material sino un gran organismo. En su libro Harmonices mundi escribió:

«Tanto en la estructuración del pensamiento y del espíritu como en sus manifestaciones materiales, la creación es una sinfonía maravillosa. Todo está unido por relaciones mutuas indisolubles que forman un todo único. Todo lo que existe está vivo y animado porque está unido e interconectado. No existe ninguna estrella que no sea un ser vivo y que no tenga alma. Las almas de las estrellas son la causa de su movimiento y de la atracción que las mantiene unidas. Esto explica la regularidad de los fenómenos naturales».

El «aura de la Tierra» y los orígenes de la astrología
Este gran campo de relaciones entre todos los seres vivos de la Tierra puede imaginarse como un «aura», es decir, como un gran campo de irradiación de todo el género humano y, en un contexto más amplio, como el campo de relación entre el cosmos y la Tierra.
La idea del zodíaco como aura de la Tierra ya existía en la Edad Media. No hay que imaginárselo como algo físico: es una expresión que requiere una interpretación esotérica o mística. Desde esta óptica, el zodíaco o aura de la Tierra es una esfera de energías en movimiento a través de la cual la humanidad está en contacto (inmaterial) con el cosmos. Para poder comprenderlo debemos dejar a un lado el intelecto objetivo e identificarnos con este concepto en una experiencia meditativa o contemplativa. Para esto nos ayudaría intentar regresar al punto de partida, es decir, a los albores de la humanidad, cuando el ser humano no tenía una comprensión intelectual de la naturaleza sino sólo un conocimiento experimental y contemplativo de la misma. Exactamente lo contrario de lo que ocurre en nuestros días, en plena era tecnológica, en la que todo se mide con criterios racionales y en la que el intelecto formula con gran facilidad construcciones mentales y definiciones que, en ocasiones, no tienen nada que ver con la realidad. Para experimentar de nuevo lo que se sentía en los orígenes de la vida es necesario acercarse a los procesos que tienen lugar en la vida utilizando nuestra capacidad de percepción sensorial y recurrir a la contemplación de la naturaleza.
Por ejemplo, al mirar el esplendor del cielo en una noche estrellada sentimos respeto y asombro. Nos olvidamos de las preocupaciones de la vida cotidiana y nos sentimos parte de un mundo mayor. El ser humano siempre ha encontrado algo incomprensible en la luz de las estrellas, un orden y una regularidad que sostienen y regulan la vida. Las primeras culturas no daban nada por supuesto y todos los sucesos que trascendieran los límites de lo comprensible eran atribuidos a las fuerzas de la naturaleza o a los dioses. Los seres humanos del pasado tenían un contacto directo con la naturaleza. En realidad se sentían vulnerables ante la naturaleza y, para protegerse de ella o para obtener el favor de los dioses, recurrían a la adoración y al sacrificio. En cambio hoy, nuestro mundo occidental está protegido por todas partes y tenemos muy poco acceso a la naturaleza. Por eso es importante que volvamos al punto de partida para descubrir de nuevo los caminos de la auténtica experiencia. La astrología surgió de la relación entre el ser humano y la naturaleza o de la relación entre el hombre y los dioses imaginados; en consecuencia, el pensamiento astrológico sólo puede entenderse correctamente desde este punto de vista.
Ptolomeo estaba en lo cierto cuando definió el zodíaco como un anillo de fuego alrededor de la Tierra. Hoy la ciencia está a punto de descubrirlo de la misma forma que en psicología se ha constatado que los símbolos astrológicos básicos son prototipos universales del ser humano y que forman parte de los arquetipos del inconsciente colectivo.


Heaven on Earth - Peter Fich


El manto magnético de la Tierra:
últimas teorías científicas
En la actualidad estamos en situación de poder decir que el aura de la Tierra puede equipararse al manto magnético que la rodea. Las investigaciones científicas realizadas en el espacio exterior han constatado la existencia de una banda de irradiación magnética con varias capas alrededor de la Tierra. Además, recientemente también se ha descubierto que la estructura de movimientos de los planetas del sistema solar ocasiona una configuración gravitacional que cambia constantemente. Todos los cuerpos del sistema solar tienen su propio campo gravitacional, siendo el del Sol el más potente y el que mantiene unidos a todos los planetas a su alrededor. La interacción de los campos gravitacionales de los distintos planetas produce un gran campo gravitacional común que es el campo del sistema solar. Como los planetas están en continuo movimiento y arrastran al moverse sus respectivos campos individuales consigo, el campo gravitacional del sistema solar cambia constantemente. La astrología no hace más que registrar el efecto de ese campo gravitacional común sobre el campo magnético de la Tierra y lo plasma en la estructura de aspectos de cada horóscopo individual (como sabemos, los aspectos son relaciones angulares entre planetas, vistas desde la Tierra, cuyo efecto se conoce desde hace mucho tiempo). Expresándolo de otro modo, lo que mide la astrología es el estado energético del campo magnético terrestre, influenciado por los efectos gravitacionales producidos por los planetas del sistema solar.
En investigaciones biológicas recientes se ha descubierto que las abejas y las aves migratorias se orientan con las irradiaciones magnéticas de la Tierra y del Sol. Aún deben llevarse a cabo muchas más investigaciones pero, para nosotros, es evidente que el manto magnético de la Tierra tiene relación con el zodíaco y que el movimiento de los planetas produce una influencia astrológica en las personas individuales y en toda la humanidad cuyo efecto podemos determinar en el horóscopo.

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Louise Huber fue una astróloga nacida el 10 de mayo de 1924 en Bamberg, Alemania.   Estudió ciencias espirituales, religiones del mundo, astrología, esoterismo... y ya con estos conocimientos empezó a realizar interpretaciones astrológicas. En 1953 se casó con Bruno Huber (1930– 1999) y se trasladó a Zurich, Suiza. Desde 1956 hasta 1958 colaboró en el Escuela Arcana de Ginebra (escuela esotérica de Alice Bailey). Desde 1959 hasta 1961 fue la secretaria privada de Roberto Assagioli (fundador de la psicosíntesis) en Florencia. Apoyó la investigación realizada por su marido Bruno sobre la psicología astrológica y el desarrollo de lo que se conoce como el Método Huber. Desde 1968 fue cofundadora, conjuntamente con  Bruno,  y directora del Astrologisch-Psycologischen Institut (API)  de Adliswil (cerca de Zurich), también conocido como Escuela Huber. Desde 1981, coorganizadora del Congreso Mundial de Astrología que se celebra cada tres años en Suiza. Coautora de la colección de libros Psicología astrológica;  Autora de Los signos del zodíaco, reflexiones y meditaciones. La mayoría de estos libros han sido traducidos a 8 idiomas. Fue también ponente en muchos congresos internacionales y fundadora del ARC (Astrological Registration and Communication Center). En el congreso de la UAC de 1995 en Monterrey fue distinguida con el premio FISA, Life Time Achievement Award. Dejó este mundo el 13 de enero de 2016 en Salzbergen, Alemania.