Música inspiradora, estados de
conciencia y devas superiores
por Josep Jofre
En el artículo
anterior, Mundo actual, devas lunares y música regresiva,
me referí a las consecuencias indeseables que conllevaba la proliferación de un
tipo de ruidos, no quiero llamarlos música, que impedían al ser humano, elevar los ojos hacia su Hogar, en un continuo intento de mantenerlo en un estado de
sumisión psicológica, que en términos esotéricos llamamos “prisioneros del
planeta”.
An Angel of Music - Ethelwynne M. Quail |
Ahora expondré otro estado, un acercamiento general a lo que podríamos llamar la MÚSICA con toda la propiedad de esta palabra, este Arte maravilloso que nos facilita acercarnos a estados superiores de conciencia, mediante la incansable y extraordinaria labor de nuestros compañeros de evolución, los ángeles o devas.
Sabemos que existen
devas en todos los planos del Sistema Solar y dado que “como es arriba es abajo”
también en los vehículos que forman nuestra personalidad, están compuestos de
estas minúsculas vidas, “nano vidas” podríamos llamarlas de acuerdo con la
terminología más actual de la ciencia.
Cuando nosotros
escuchamos música, se produce una activación dévica para que ésta llegue a
nuestros oídos, sensaciones, emociones y todo tipo de sentimientos, que según
el carácter de cada uno, le evoca lo que está escuchando. Tengamos en cuenta,
que escuchar y oír son cosas distintas.
Un antiguo axioma nos
dice:
"El ser humano piensa y habla, el deva escucha y ejecuta"
Así, cuando elegimos
una actividad determinada, la que sea, debemos tener presente que nosotros
ordenamos, literalmente, al mundo dévico y también al elemental, que lleve a cabo
ineludiblemente, aquello que hemos pensado, sentido o dicho.
Si nos
inclinamos en escuchar, por ejemplo, música de Beethoven o Mozart, devas de un
cierto nivel evolutivo, entrarán en acción y nosotros recibiremos los frutos,
en forma de calma, creatividad, inspiración, etc., aunque momentáneamente no
seamos conscientes de ello, nos enriqueceremos y dependerá de nuestra capacidad
de estar atentos y en sintonía con lo que estemos escuchando, para
“beneficiarnos” más o menos de la labor dévica.
Existe hoy en día, música de gran
calidad en la llamada “new age”, celta, folklórica etc… Enya, Loreena
Mckennitt, Vangelis, Kitaro, Lisa Gerrard, Adiemus y un largo etc… sin olvidar
a Sarah Brightman o Karunesh; he citado a estos porqué son los que más
conozco. Cada uno despierta en nosotros una gama de "respuestas” por así expresarlo, que
asociamos a la Naturaleza, al futuro y a mundos y vivencias que hemos, o no,
experimentado, pero que nos las evocan. No hace falta mencionar a los grandes
compositores clásicos que todos tenemos en mente. Podemos también añadir,
música del cine, con piezas muy conseguidas y descriptivas de la acción que
vemos en la pantalla.
En el párrafo anterior, he sugerido
cierto tipo de música que creo o más bien sé, que es positiva y nos puede
ayudar. Algunas personas usan también, música especial para meditaciones,
relajamiento, etc… acostumbran a ser muy armoniosas y apacibles para el fin al
que van destinadas.
Volviendo a retomar el mundo angélico,
existe un trabajo implícito de redención de la materia en los planos de la
personalidad humana y de los demás reinos. Las notas armoniosas, ordenadas y
con intención de elevar, producen resultados no visibles, pero efectivos y
encaminados a cumplir el Plan Divino.
Hasta aquí, un intento de aproximarnos a
la bondad y necesidad de optar por la música evolutiva, cada momento y
circunstancia, tienen su mejor opción. A nuestra raza aria, le corresponde más
la armonía que el ritmo, o mejor dicho, que ciertas bajas expresiones
repetitivas y alienantes del ritmo, hay que discernirlo. No veo ningún problema
en disfrutar de los bailes desenfadados y alegres, todo tiene su lugar y pueden
ser muy “liberadores”... pero nunca ceder a los ruidos programados para fines involutivos.
No puedo terminar sin mencionar que en la Naturaleza, nuestra Madre Gaia, podemos gozar de la
música directa que nos transporta a nuestra esencia más íntima y nos da una
sensación de plenitud y cumplimiento.
Mataró, 9 de Agosto de
2018
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