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Cuerpo Causal, intermediario imprescindible (III)




EL CUERPO CAUSAL

Parte III

 



En la parte primera de este estudio hemos analizado el papel práctico que nuestro Cuerpo Causal ejerce en nuestra vida. En la segunda parte hemos analizado su constitución de origen divino y sus facultades extraordinarias capaces de inducir una vitalidad renovada. Permiten al Ser humano acceder a la Sabiduría sofiánica y elevarse a dimensiones de conciencia, más allá de las 4 dimensiones del tiempo-espacio nuestras.
En esta tercera parte estudiaremos la relación del Cuerpo Causal con el cuerpo mental y astral del Ser humano, su altura vibracional en la octava de frecuencias de la sustancia mental, su estructura energética, su forma ovoidea, y su corona luminosa.

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Un Cuerpo Causal parcialmente activo 
 Hablando en general, en este momento de la evolución humana, el Cuerpo Causal humano no es plenamente activo. A su presencia, solo está sensibilizándose la sustancia mental humana perteneciente al 4º sub-plano mental, el sub-plano mediador. Es la frecuencia de la ‘unidad mental’, de la cual el ‘Punto medio’ es el núcleo energético. Éste entra paulatinamente en consonancia con el 3er. subplano del mental abstracto o superior. Es en esta frecuencia energética, en que el Ángel Solar decidió integrar el Cuerpo Causal o egoico en la constitución humana. (Para más claridad, remítanse al diagrama, incluido a continuación, ‘La Constitución del Hombre’).

Imagen extraída del libro Tratado sobre el Fuego Cósmico (1925) de Alice Bailey

Nota: Unas consideraciones a propósito del diagrama de ‘La Constitución humana’.
# El título en la parte superior de este diagrama es: ‘Los siete planos de nuestro sistema solar’. Son 7 octavas de frecuencias energéticas de orden cósmico. Conforman el Espíritu, el Alma y la apariencia física del ‘eterno Núcleo de Fuego’  de nuestra Deidad solar.
# El título en la parte colateral izquierda es: ‘Plano físico cósmico’. Indica que estos 7 planos frecuenciales solares deben ser considerados como sub-planos físicos de un Plano VII, aún físico-etérico, de orden macro cósmico. De esto podemos deducir que el desarrollo de nuestra deidad solar, aunque ya muy elevado, es sólo al inicio de su ciclo de evolución cósmica.
# El título en la parte inferior del diagrama es: ‘La constitución humana’. Indica que el Ser humano está igualmente constituido (‘como es arriba es abajo’) de 7 planos de frecuencias energéticas. Son de orden micro cósmico, cierto, pero de la misma frecuencia que los planos cósmicos de la deidad solar nuestra.
# Los subtítulos del colateral derecho indican los niveles de frecuencia de la Mónada (plano II), la Tríada espiritual (planos III, IV y V, por sus 3 niveles superiores), así como de la Personalidad (los planos V desde los 4 niveles inferiores, VI y VII). Estos 3 aspectos de la constitución humana, la Mónada, la Tríada y la Personalidad, realizan la encarnación individualizada del ‘eterno Núcleo de Fuego’ humano, el Adi (plano I), del cual la frecuencia vibracional es la misma que la del plano superior átmico de la Deidad solar.
- La Mónada es lo que en meditación se experimenta como ‘La Presencia’. Emana, infundido por el ‘eterno Núcleo de Fuego humano’ y aún no expresadas, las virtudes y cualidades que la Tríada Espiritual expresa.
- La Tríada espiritual es la encarnación del Ser Humano-Espíritu. Trata de manifestar las potencialidades divinas propuestas por la Mónada: la Voluntad espiritual (atma), la Intuición espiritual (budi) y la mente abstracta (manas). Estas virtudes y cualidades constituyen las facultades del ‘Ego superior’ en desarrollo. Su papel consiste en perfeccionar y espiritualizar el ‘yo inferior’ o la Personalidad.
-  La Personalidad es el Ser humano existiendo en el plano físico. Su aspecto es también triple. Se compone del cuerpo mental concreto, el cuerpo astral o emocional, y el doble cuerpo físico (los cuerpos físico denso y etérico).
Perteneciendo a la Tríada espiritual, es al nivel frecuencial del plano V, en el 3er. subplano superior, que interviene el Ángel Solar para construir e insertar el Cuerpo Causal. La influencia de la forma ovoidea del Cuerpo Causal se extiende hasta el átomo permanente búdico. Cubre el átomo permanente mental. Establece el centro de la conciencia egoica en la unidad mental. Busca perfeccionar la unidad mental y vivificar su núcleo, el ‘punto medio’. Su radio de actividad incluye igualmente el átomo permanente astral y  el átomo permanente físico.

La naturaleza de cualquier 4º sub-plano es electromagnética. Esto explica por qué la frecuencia mental del Punto Medio tenga como tarea poner los 3 sub-planos inferiores en consonancia con los 3 sub-planos superiores de la mente y, en el curso de su desarrollo, fusionar la mente humana con las cualidades mentales del Cuerpo Causal.
Esta tarea de mediación del Punto medio hace también posible que los 3 sub-planos del mundo astral superior, debido a sus sensibilidades y emociones más afinadas, puedan elevarse y entrar en consonancia con el Cuerpo Causal, enriqueciéndolo con la nobleza de sus sentimientos y emociones.
Las emanaciones del astral inferior siempre son dejadas al lado. ¡Sí!, pueden perturbar poderosamente los 3 sub-planos de la mente inferior creando disonancias. Pero, como nunca vibran a la frecuencia necesaria, es imposible que la sustancia mental del Punto medio mediador las formule e imagine de tal manera que entren en consonancia con el Cuerpo Causal.
Los 3 sub-planos superiores de la sustancia mental son aclarados por el Cuerpo Causal. Son plenamente activos, cuando la conciencia del Ser humano llega al estado espiritual de ‘adepto’. Una relación íntima profunda se ha desarrollada con el Cuerpo Causal. Su tarea ha llegado a su plenitud. La misión del Ángel Solar ha terminado. El mental superior del Ser humano, por su plenitud, toma el relevo. La conciencia humana es ahora totalmente autónoma y soberana. Puede desarrollarse sin límites en otras dimensiones.


El efecto del cuerpo astral sobre el cuerpo mental y causal

Cada sub-plano del cuerpo astral puede comunicarse con el sub-plano del cuerpo mental de frecuencia correspondiente. Es posible, porque en cada sub-plano hay una abertura de acceso, que permite el contacto con el sub-plano correspondiente de octava superior. P. ej., el 4º sub-plano astral humano tiene un nivel de sensibilidad, que le permite saltar al 4º sub-plano mental. Por la mediación de este último, se crea la concordancia con las frecuencias vibratorias del Cuerpo Causal.
Los 3 sub-planos de frecuencia inferior del cuerpo astral afectan casi en permanencia los 3 niveles inferiores del cuerpo mental. Solo las frecuencias de los 3 sub-planos superiores del cuerpo astral pueden entrar en armonía y afectar positivamente los 3 planos superiores mentales. Estas correspondencias explican por qué los videntes visualizan el Cuerpo Causal de Seres humanos evolucionados con un aura muy iridiscente y de colores vivos. Son las formas de manifestación más elevadas de amor, dedicación y simpatía, que resultan de las aspiraciones de un intelecto espiritual refinado.


El Sutratma, un palpitante hilo conductor de Luz

El Cuerpo Causal es cargado de Fuego viviente mediante un palpitante canal o hilo de intensa Luz, el ‘sutratma’. A medida que amplifica Su consciencia intuitiva, el Alma deja pasar por este canal luminoso un mayor flujo del Espíritu divino, que brota desde el manantial viviente del ‘eterno Núcleo de Fuego humano’. Este flujo luminoso y vivo aumenta la luminosidad y el colorido intenso del Cuerpo Causal y su forma ovoidea crece en amplitud. La aptitud de dar y ayudar del Ser humano se solidifica y se hace espontánea. Compartirá generosamente estas irradiaciones luminosas con sus congéneres humanos que aún no son lo bastante fuertes para captarlas directamente. El Cielo y la Tierra entran en consonancia.  Nace una sinfonía con acuerdos musicales de una majestuosa belleza. Da testimonio de la divina y soberana nobleza del Ser humano. Hace sonreír a Gaia-Sofía.



Golden Buddha - Chalermchai Kositpipat

La Corona luminosa del Cuerpo Causal

Cuando el Ser humano tiene una actividad espiritual significativa, aparece en la parte superior de la esfera ovoidea de Su Cuerpo Causal una corona luminosa conformada por la concentración de una corriente ascendiente de chispas brillantes. Es de gran belleza y aumenta el resplandor del aura humano.
Esta corriente de chispas provoca una actividad importante en el plano físico denso. Eleva el intelecto, que se pone a comprender algo de sí mismo y de la relación consciente que puede establecer con su esencia divina, esta Presencia en lo profundo de sí misma. Nace una conciencia, que siempre mira desde su Centro, desde su Fuente, Su ’eterno Núcleo de Fuego’. Este movimiento desde el interior nuclear no se queda centrado sobre sí mismo, nunca se aísla en la autosuficiencia. Está atento a lo que pasa en la periferia, hacia lo externo. Impacta e inspira fuertemente las actividades humanas en los otros planos inferiores. La corona luminosa sirve de foco por el cual irradian las virtudes divinas del ‘eterno Núcleo de Fuego humano’. Cuanto mayor es la aspiración del Ser humano, mayor será la influencia benéfica de la corona divina de lo Alto.

El Huevo áurico

La forma del Cuerpo Causal se describe también como un ‘Huevo áurico’. Su extensión incluye los 4 átomos permanentes físico, astral, mental e intuitivo. Están situados respectivamente en el más alto sub-plano superior físico, astral, mental e intuitivo. (Ver el diagrama). La Unidad mental, de la cual el Punto medio es el núcleo, se encuentra en el 4º sub-plano mental. Tiene un papel mediador importante dentro de la envoltura áurica sutil del Cuerpo Causal. Permite al buscador o meditador entrar en consonancia con la vibración del Alma que, ella misma, está en consonancia perfecta con el plano espiritual de la Inteligencia activa que la divina Sofía encarna, inspirada por la Mónada inextensa e infundida por las virtudes divinas del ‘eterno Núcleo de Fuego humano’. 



Blue Meditator - Daniel B. Holeman

La Cruz tridimensional

Describiendo el Cuerpo Causal nos referimos también a su estructura energética que forma una cruz tridimensional. Su punto crucial es el Punto medio (está situado en el cerebro muy cerca de la glándula endocrina pineal, que es su expresión al nivel físico denso). Es el núcleo energético de la ‘unidad mental’. Vibra a la frecuencia del 4º sub-plano mental. Ejerce un importante papel de intermediario.  La línea vertical de la Cruz, pasando por el Punto medio debe religar el Espíritu (arriba) con la Materia (abajo). En el plano horizontal, igualmente pasando por el Punto Medio, hay una línea este-oeste y una línea norte-sur. La línea este-oeste debe religar el hemisferio izquierdo (el mental concreto) con el derecho (el mental abstracto). La línea norte-sur debe religar el Alta mayor con el Tercer Ojo. Este papel de intermediario se ejerce plenamente cuando, con el Fuego de la mente superior, quema definitivamente la membrana aisladora que arropa el Punto medio.
 Por el momento el Punto Medio, que debe realizar el enlace de las 2  ramas de cada una de las 3 líneas, tiene un electromagnetismo tan débil, que solo deja pasar +/- 10% de la energía necesaria para realizar la libre irradiación de las energías de la vida espiritual y personal del Ser humano. El Maestro Tibetano nos anunció que la total iluminación del Ser humano se realizará cuando el Punto Medio se transforme en una llama. Entonces reflejará perfectamente la actividad de la conciencia elevada y luminosa del ’eterno Núcleo de Fuego interior humano’. Cuando empieza inflamándose aumenta mucho la complejidad del aliento de Vida (prana) del Cuerpo Causal. Los colores suaves y brillantes de su aura se hacen más vivos. Su prana se carga de conciencia activa que se induce en el cuerpo físico, vía los ‘nadis’, estas trayectorias energéticas usadas en acupuntura. Nutre con abundancia el sistema nervioso, los cuerpos mental, emocional y físico denso. Pueden por fin manifestar a su máxima capacidad el  divino prototipo ‘Antropos’.
 “Que así sea” nos cantan los coros angélicos de nuestra majestuosa galaxia.

                                                                                                                                                                                                                                                       William

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