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Sol en ARIES 2020



Sol en Aries
8 de abril de 2020 (02:34 GMT)

Pensamiento semilla de Aries
 “Surjo y, desde el plano mental, rijo”


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Los tres grandes Festivales espirituales

Toda existencia está sujeta al flujo y reflujo. Este estímulo de los ciclos es de naturaleza tanto macrocósmica como microcósmica. Uno de ellos es el ciclo anual planetario. En él se destacan tres momentos de máxima intensidad espiritual, los festivales de Aries, Tauro y Géminis.  El primero de ellos es el Festival de Pascua. Se celebra durante el plenilunio de Aries.
Bajo la influencia de Aries, siempre empieza algo. En la naturaleza comienza la primavera. En el zodíaco empieza la serie de signos. En la progresión de la edad del Ser humano se inicia su existencia.
La festividad de Pascua marca también un nuevo comienzo espiritual, la resurrección de Cristo, la primicia de lo que cada Ser humano experimentará un día. Es el festival de la Vida surgiendo de la muerte. Es la “Esperanza de Gloria”, renovándose cada año en nuestro interior por las potentes energías arianas derramadas durante Su festival. Es la vivencia cada año más viva de nuestra propia eternidad divina. 



The Cardinal Cross - Peter and Birgitte fich


Aries, el signo de Fuego de la Cruz cardinal

Como primer signo del Zodíaco, Aries es un signo de ‘Fuego’. Estimula toda inteligencia a reconocer su ‘verdadero Yo’. Tal descubrimiento es el nacimiento de un nuevo ciclo de desarrollo, que se anuncia grandioso. La inteligencia de Su Fuego, que busca iniciar experiencias hasta en los niveles de más densa vibración, pertenece a la Cruz cardinal. Es considerada la Cruz del Padre, símbolo de la omnipotente creatividad del ‘eterno Núcleo de Fuego galáctico’. La Sabiduría inmemorial nos aclara: “Aries con el fuego de la Cruz del Padre despierta la voluntad de llegar a lo más bajo para, una vez allí, controlar, conocerlo todo y enfrentar todas las experiencias antes de volver a casa”.
Es así como, desde la cruz cardinal, el Fuego de Aries inunda nuestra Vida planetaria con las energías del Rayo I, el Rayo de la Voluntad y Poder creador. Las focaliza en el eterno núcleo de Fuego de Gaia, para que surja su ‘verdadero YO’, Sofía, la divina Sapiente. Empuja al glorioso nacimiento de un nuevo planeta, Gaia-Sofía. Sin titubear, el Fuego ariano aparta del camino de Gaia-Sofía cualquier impedimento.


La lucha para ser uno mismo

También el Ser humano,  principalmente el nacido en el signo de Aries, empieza el proceso de llegar a ser uno mismo para aprender a abrirse a las posibilidades permitiendo la aparición de su ‘verdadero Yo’.
En un primer tiempo, predomina el ‘pequeño yo’. Se expresa de forma impetuosa y muchas veces poco pulida. El individuo Aries es impulsivo, emprendedor y entusiasta.  Irradia fuerza, energía e intrepidez, incluso en situaciones desesperadas. Tiene la capacidad de entusiasmar. Es un pionero, pero se preocupa muy poco de las consecuencias de sus actos. Actúa primero y piensa después. Quiere el éxito inmediato. Tiene poca paciencia. Necesita la acción fresca y única. En general, consigue las cosas al primer intento.
Aries es el prototipo de la fuerza impulsiva. Tiene fases muy activas, abalanzándose con entusiasmo desbordante en sus tareas. Pasa por fases en que necesita un período de recuperación. Su curva de energía psíquica crece rápido pero, al cabo de un tiempo vuelve a caer. A la impetuosa fuerza impulsiva de este signo de Fuego le resulta difícil respetar los límites. Entra en conflicto con cualidades como la paciencia, el tacto, la forma, la moderación, el decoro, etc. A lo largo de toda su vida, Aries necesita cultivar la capacidad de moderar y dosificar sus esfuerzos. Su tarea espiritual consiste en derribar los limites endurecidos y superar las barreras levantadas por el miedo, para que el desarrollo de su existencia pueda progresar y que el alba de su verdadero Yo aparezca.



Aries - Peter Fich



El símbolo de Aries

El símbolo de Aries es representado por los cuernos robustos del carnero. Sus golpes impulsivos eliminan la rivalidad.  Hace alusión a la marcada obstinación propia de la persona de signo Aries. Siempre intenta conquistar lo que quiere con una penetrante capacidad mental y penetrante impulsividad.
En la primavera podemos adivinar este impulso de Aries en los capullos a punto de brotar. Una nueva vida está empezando. Repentinamente, por la dinámica de la fuerza primaveral, los capullos desencadenan su vitalidad y perforan sin piedad sus envolturas externas.  Este desgarramiento aparentemente muy destructivo crea espacio, para que surja una nueva vida, una nueva esperanza.
Para el ‘pequeño yo’ del individuo Aries, este impulso hacia la innovación puede ser a menudo muy arriesgado e incluso, fatal. Al contrario, si la dinámica se realiza bajo la sabia guía del ‘Verdadero Yo’, el desgarro será siempre un evento positivo. Con una creatividad alumbrante, se abrirá espacio para el florecimiento de la tan esperada Vida nueva.


El Eje de encuentro Aries-Libra

Cuando experimentamos que valemos algo o significamos algo para alguien, entonces nos volvemos libres. Eso es la virtud del signo Libra. Sin embargo, casi siempre guardamos escondida esta posibilidad. Tenemos miedo que en lo más profundo de nuestro ser, no encontremos nada de valor y de que, al descubrirlo, los demás nos rechacen. Este miedo paralizante nos bloquea e impide convertirnos en seres humanos libres. Cuando nos abrimos a los demás sin vergüenza, entonces Libra se activa, el signo opuesto de Aries. Libra crea autoestima. Revela las cualidades intrínsecas de gran valor que cada Ser humano posee. Esta seguridad natural hace posible el encuentro entre ‘el yo y el tú’ y Aries, por la influencia de Libra, se dispone a encontrarse con el otro de forma abierta mostrándose honestamente como es. Solo tal actitud abierta permite que el verdadero Yo se manifieste por tolerancia y transparencia del pequeño yo.


Los planetas regentes Marte y Mercurio

El regente exotérico de Aries es Marte. Es el planeta que “primero dispara y después pregunta”. Explica por qué el individuo Aries, muchas veces sin darse cuenta, molesta con sus maneras bruscas y, a menudo, con su combatividad al estilo de Marte.
Pero cuando empieza el camino espiritual, la influencia de Mercurio trasparece a cada paso con más insistencia. Es el planeta del ‘intelecto y de la mediación inteligente’. Su arte diplomático ayuda mucho a establecer relaciones oportunas y fluidas. Da la oportunidad de liberarse de las formas mentales rígidas del miedo y desaliento, que el mismo Aries había creado.
Así pues, Marte purifica a Aries mediante el fuego del combate. Mercurio lo purifica mediante la percepción mental, es decir, mediante el arte de reconocer y diferenciar. Descarta el miedo y, los pensamientos negativos del pequeño yo se queman. Crea un espacio pacífico. El Verdadero yo se abre como la rosa primaveral.
                                                                                         

El surgir del verdadero Yo

En una primera fase, la persona de signo Aries se preocupa, concentrado en el desarrollo del pequeño yo. Eso requiere seguridad interior. Para tener un yo fuerte y resistente, le es necesario liberarse de las dependencias excesivas y no ser juguete de su entorno. Llega un momento que este pequeño yo se hace demasiado fuerte y se cristaliza. Entonces, se encierra en sí mismo. Nadie ni nada puede entrar ni tampoco salir. El individuo Aries es cautivo de la forma estrecha de su yo. Es como si estuviera en prisión. No está abierto a sus semejantes, ni está permeable a una posible vida interior.
En una segunda fase, la fuerza impulsiva de la personalidad ariana se queda aún presente. Pero aparece el deseo muy claro de derribar los muros que ha erigido en errónea autodefensa. Como primer signo de la cruz cardinal, los impulsos de sus fuerzas internas de Fuego empiezan a imponerse, cada vez con más frecuencia y arraigo.  La idea de crear un mundo nuevo y mejor aparece claramente. Se impone la evidencia de que su fuerte tendencia a la extroversión y al enfrentamiento no lo ha llevado a resolver los problemas con el mundo exterior. Siente, mirando atrás, que su experiencia se erigió sobre bases muy perecederas y artificiales. Busca ahora fundamentos más sólidos y estables.
En la tercera fase de su desarrollo, el individuo Aries está sobrepasando definitivamente sus decepciones y errores. Se pone a orientarse espiritualmente. Es un nuevo nacimiento. Está apareciendo un insospechado otro yo, el ‘verdadero Yo’. Es llevado por la luminosidad de un Ser, el ‘Hijo de la Mente’, enseña la Sabiduría inmemorial. Adivina que es su Ángel Solar. Su claridad le arropa constantemente. Descubre con entusiasmo que su ‘verdadero Yo’ está manifestando ya los primeros signos de la naturaleza divina de su Ser interno.
La Tradición inmemorial le ayuda a comprender la importancia del evento. Describe con precisión este misterioso Ser interno, ignorado durante tanto tiempo. Enseña, que es  ‘un eterno Núcleo de fuego’ metafísico, foco de un átomo inmaterial, que representa la esencia del ‘Hijo del Hombre’, la Mónada humana, individualidad espiritual viva, autoconsciente, inextensa e indivisible, el “Yo Soy” del Ser humano encarnado.


Christ the Way - Cornelis Monsma


El sendero de la Resurrección

Aries nos invita a todos a abrirnos y prepararnos de forma especial para este nuevo nacimiento pascual. Es volver al punto de inicio. Es corregir el trayecto de nuestra vida, rectificar errores y empezar otra vez. Es el punto de partida de un encuentro mágico, el cara a cara con nuestro verdadero Yo, nuestro Ángel Solar. La Tradición inmemorial nos confía, que en cada Ser humano es presente su Mahadeva particular, un gran Ángel. Éste nos regaló, a cada uno de nosotros, otro cuerpo más, el Cuerpo Causal. Es un extraordinario instrumento. Es mágico y está compuesto por una purísima sustancia mental. Nos permite ser ‘uno’ con nuestro Ángel Solar. Fusionando con Él, ‘siendo en Él’, emprenderemos el camino, que empieza con el evento de Pascua. Es el punto de partida del mismo sendero que Jesús, que llevaba su Cristo interior hacia la Resurrección. Tomando esta senda, encontraremos toda la ayuda que necesitamos. Proviene a profusión de nuestra más profunda fuente de Vida, nuestro ‘eterno Núcleo de Fuego’. Nos permite llegar a ser uno mismo, el verdadero Yo. Es por su mediación que revelaremos nuestra naturaleza divina, en nuestro tiempo, lista para despertar en cada Ser humano.


La Asunción del pequeño yo

“Soy como soy… yo soy así, pienso así y actúo así”. La mayoría de las personas tienen miedo a presentarse como realmente son. Temen que los demás vean sus puntos débiles. Llegar a ser uno mismo es uno de los temas más fundamentales de la existencia humana. Indica que tenemos una correcta consciencia del ‘pequeño yo’.
Nuestro yo ilusorio, para que valga su papel, debe ser asumido por el poder atractivo del Yo verdadero. El Fuego de Aries empuja a realizar esta asunción. Nos incita constantemente a elevar el pequeño yo, para que, ascendido, funcione iluminado por la Sabiduría del verdadero Yo.
Por su Fuego consumidor, Aries nos ayuda a liberarnos de los obstáculos y lazos tradicionales. Nos incita a buscar y sentir la existencia de esta ‘esfera de Luz dorada’, que nos arropa. Es nuestro Cuerpo Causal, nuestra aura, nuestro instrumento etérico receptor y fuente de energía espiritual. Está constituido con pura sustancia mental. Provocará como un desgarramiento de nuestra personalidad, pero abrirá espacios nuevos. Aparecerá, surgiendo de la esfera de Luz dorada, un Ser maravilloso. Expandirá el fluido de Amor solar y la Luz de su Sabiduría. Dotará al Mago blanco de Su Poder. Descubriremos que este gran Ser es ‘la Faz del verdadero Sol espiritual’, ¡nuestro Ángel Solar, nuestra Luz, nuestra Alma! La Tradición inmemorial lo explicita. Es nuestro KARANA SARIRA, nuestro impulsor y motivador. Como lo proclama el Mantra Gayatri, pediremos con fervor que Su faz se revele y guíe. Con la mirada interior elevada, Lo invocaremos en nombre de nuestro ‘eterno Núcleo de Fuego’, parte holística y consubstancial de ‘Él, que sostiene el Universo, de Quien todo procede y a Quien todo retorna.’ Y así, llevados por las ardientes energías de Aries, emprenderemos la construcción de un nuevo Mundo ‘para poder conocer la Verdad y cumplir con todo nuestro deber’

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EL GAYATRI
Oh Tú, que sostienes el Universo,
De Quien todo procede,
A Quien todo retorna,
Descúbrenos la faz del verdadero Sol Espiritual,
Que se esconde tras un disco de Luz dorada,
Para que podamos conocer la Verdad,
Y cumplir con todo nuestro deber,
Mientras caminamos hacia Tus pies sagrados.
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El pensamiento semilla esotérico de Aries 
 “Surjo y, desde el plano mental, rijo”

La Tradición inmemorial se refiere a Aries como “el lugar donde nacen las ideas divinas”. Se hace referencia a los pensamientos e ideales que surgen de nuestro interior, inspirados por el Ángel Solar, que quiere que se conviertan mediante el Cuerpo Causal en motivaciones vitales. Es un nuevo nacimiento. En esto, la facultad imaginativa y creativa del pequeño yo, ahora residiendo en el verdadero Yo, puede ser de gran ayuda. En Aries los pensamientos imaginativos son poderosos. Permite, por intuición y más allá del raciocinio, la conversión de las ideas abstractas en concretas. El pensar abstracto intuitivo es el instrumento del Ángel Solar, heraldo del Alma. Rompe las envolturas de nuestro entendimiento, dicho ‘realista’ y lleva ideas completamente nuevas, que el pensamiento del pequeño yo concretiza.
 En las meditaciones de ‘Sol en Aries’, tenemos que ser especialmente receptivos a estas ideas infundidas por el Heraldo de nuestra Alma. Ayudarán, gracias a los impulsos mágicos de Aries, a establecer, mediante el Cuerpo Causal, la regencia del Verdadero Yo. Con Aries, proclamamos: ¡Surjo y, desde el plano mental, rijo!  Provocará la mágica elevación, la asunción del pequeño yo que, asombrado y dirigiéndose a su verdadero Yo, su Ángel Solar, exclama: ¡En ti, yo soy el Omni-yo, existiendo en tu Individualidad hasta la eternidad!   

       William
*Texto inspirado en el trabajo de Louise Huber
 
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