Sol en Piscis
27 de febrero de 2021 (08:17 GMT)
Pensamiento semilla de Piscis
“Abandono el hogar
del Padre y, al regresar, salvo"
Pisces - Peter Fich |
La Entrega de Piscis
Piscis es el signo de la devoción
y entrega. El individuo Piscis es de tipo emocional. Es capaz de captar las más
sutiles emociones internas. Tiende a identificarse con lo que ama. Esta
identificación puede ser tan grande que incluso llega a perderse en medio de
este amor devoto. Su auto entrega roza la sumisión total.
En el signo de Piscis, el
individuo se siente un viajero. Anhela llegar a un final, a un país en el que
se habla el idioma de su país de origen. Es el signo del retorno al ‘hogar del
Padre’, de donde un día se fue vagabundeando a través de la existencia. En la
conciencia pisciana el comienzo y el fin, lo viejo y lo nuevo, la vida y la
muerte están siempre secretamente en contacto.
Especialmente
en estos días del plenilunio, la capacidad de entrega del signo
Piscis incita a cada Ser de la Raza humana a identificarse más íntimamente con
su Ángel Solar. Por la devoción pisciana que Le dedica, descubre asombrado que
Él es ‘Su verdadero Yo, Su Luz, Su Alma’. Este descubrimiento lleva a la Mónada
humana encarnada, de la sumisión pisciana a la soberanía acuariana, la
conciencia de un Ser angélico. Descubre, por la Luz de su Ángel Solar, que está
saliendo de la sombra, que forma parte de una Raza de Seres luminosos que están
regresando al hogar del Padre. No fuera, ni más allá…, sino muy profundamente
en el centro de ellos mismos, en ‘el eterno Núcleo de Fuego
interior’, en el ‘Tesoro de los tesoros’, en la ‘Casa del
Padre’ de cada Hijo del Hombre. Y… al llegar, el abrazo del Padre alegra
divinamente.
La transfiguración luminosa
íntima abrirá el ámbito inesperado que todo Ser humano busca: realizar en el
mundo una tarea noble y más elevada, contribuyendo al gran Plan de Retorno que
el Destino dicta y reserva para Seres angélicos divinos encarnados.
La Gran Invocación
Para llegar a realizar tan elevada
tarea, intentemos aprovecharnos de este mes pisciano para acercarnos al Ángel
Solar y, fusionado con Él, amplificar el caudal de este manantial de
Vida divina que tiene su fuente en lo más secreto de nuestro Ser interior.
Tenemos para eso una técnica extraordinaria, la meditación del Fuego, el Agni
Yoga. De su ardiente método de concentración en la búsqueda de los Poderes
creadores de nuestro ‘eterno Núcleo de Fuego’, eclosionará la Voz del
Silencio. De Sus efluvios manará la Gran Invocación, esta penetrante
llamada planetaria, esta apelación de los ‘Hijos del Hombre’ a la Luz,
el Amor y la Voluntad, que grandes Seres, encarnando las cualidades zodiacales
de nuestra galaxia, dispensan sin medida. Es una Gran Invocación
universal que, inevitablemente, hace surgir una Gran Evocación, que
producirá las nuevas realidades, que Gaia-Sofía habían soñado desde tiempos
inmemoriales.
El Pensamiento semilla esotérico
de Piscis
“Abandono el hogar del Padre y,
al regresar, salvo”. Esta frase clave de Piscis hace
referencia a las dos direcciones de actuación de Piscis, aparentemente
contradictorias: la ida y la vuelta.
Durante la fase de ida,
Piscis deja el elevado ‘hogar del Padre’, en el que moraba como ‘Mónada’,
es decir, como Ser vivo individual, inextenso e indivisible, del cual la
Esencia es un Átomo inmaterial auto consciente y del cual el Centro es ‘un
eterno Núcleo de Fuego’ metafísico. Vistiéndose del Poder del
Espíritu y de la Intuición del Alma, transmuta su esencia en existencia, que
toma la apariencia de un doble cuerpo etérico-físico denso. Y eso lo convierte
en una Personalidad prisionera de este doble cuerpo y, a la vez,
irremediablemente nostálgica de su libertad y soberanía perdidas.
Durante la fase de vuelta, la
mónada humana y su Personalidad concentran su atención en el afinamiento de su
vehículo físico, a fin de que por su diafanidad manifieste las cualidades y
virtudes divinas de su esencia. Paso a paso nace una consciencia trascendente.
El prisionero se libera: ‘…al regresar, salvo’, nos dice la nota
clave. El Ser humano recuperando su soberanía, se salva a sí mismo. Llevado por
las fuerzas piscianas, ya percibe al horizonte, indicado por el Ángel Solar, la
casa del Padre.
Piscis, es pues, uno
de los signos duales del Zodiaco. Por eso su símbolo está formado por dos
peces, nadando en dirección opuesta. Un pez representa la mónada y el otro la
personalidad, la apariencia del ser humano. Están unidos por un cordón
horizontal, el hilo de la Vida, el hilo de la Esencia en existencia, el
‘sutratma’. La imagen simboliza la dualidad intrínseca de Piscis, a la vez
principio y fin, vida y muerte, Ser humano y Ser divino.
Los temas de los tres actos de la
evolución pisciana
‘Esclavitud, cautiverio’, es el tema clave del primer acto del ciclo teatral de la existencia
pisciana, ‘el planteamiento’. La Mónada humana se encarna. Se convierte en
prisionera de la materia.
’Renunciación, desapego’, es la nota clave del segundo acto, ‘la confrontación’. La Mónada humana
había renunciado a la seguridad del ‘hogar del Padre’. Descendió al mar inmenso
de la materia. Se desapegó de su verdadero origen. Luego, rico de las
experiencias en el mundo de la dualidad, tiene la decisión interna de tomar el
‘Camino de Retorno’, el regreso al Padre. La Personalidad es, poco a poco,
empujada a renunciar a la vida terrenal que le es tan atractiva. Se convierte,
mediante el Alma y el Ángel Solar, en servidora devota de su verdadero ‘Ser’,
la Mónada humana. Termina por realizar, ella misma, su propia salvación.
Renunciando y desapegándose, eleva su estado de conciencia. Se pone a reflejar
en el físico denso las virtudes y cualidades de su Mónada. Toda su apariencia
física está divinizándose.
‘Sacrificio y muerte’, es la nota clave del tercer acto del ciclo teatral pisciano, ‘la
resolución’. La personalidad humana, fusionada con su Ángel Solar, trata
de producir la muerte de la forma y de liberar la vida, para que llegue a un estado
de consciencia superior. A propósito de esta nota ‘Sacrificio y muerte’ del
tercer acto, el Maestro D.K, el tibetano, en su tratado de ‘La Astrología
esotérica’, dice:
“Los Señores de la Voluntad y del Sacrificio descendieron a la manifestación, sacrificando su elevada posición y oportunidades en los planos superiores de la manifestación, a fin de redimir la materia y elevar a Su propio nivel las vidas que la animan, debido a que constituyen la cuarta Jerarquía creadora. Estas vidas son esencialmente nosotros mismos, cualificados por el conocimiento, el amor, la voluntad y animados por una perenne y perseverante devoción. Tratamos de producir la muerte de la forma, en su significado ocultista, y la consiguiente liberación de las vidas, que moran en ella, para llevarlas a un estado superior de conciencia…”
La polaridad Piscis - Virgo
A los individuos nacidos en Virgo
les importa en primer lugar ganarse el pan de cada día y mantener el orden,
para que la existencia sea segura. Los Piscis en cambio anhelan, cuando las
necesidades existenciales están cubiertas, abrir su conciencia a otras
dimensiones, al Ser y al Todo. La consciencia universal aparece, dejando atrás
todas las limitaciones estáticas.
En el mes de Piscis la gente en general
puede descansar, estar tranquila y olvidar lo que le angustia. Esta relajación
permite que se liberen de nuevo las fuerzas vivificantes y curativas del Cuerpo
Causal, puestas a su disposición por el Ángel Solar en el nombre del Alma. Se
despierta el deseo de evadirse.
Anhelamos en este mes de Piscis,
alejarnos de todo lo que supone una carga. En paralelo, sin embargo, la tensión
polar entre Piscis y Virgo aumenta. El eje resultante de la existencia pone en
evidencia que ‘la seguridad se encuentra en la inseguridad aceptada
positivamente’. Se Realiza el puro estado de conciencia continua y en
movimiento permanente.
Los primeros pulsos de la vida
del verdadero Yo
Nuestra sociedad, tan orientada
al rendimiento, está jugando con este idealismo típico de la era de Piscis y lo
transforma en ideología utilitaria. Abusa de la sensibilidad intuitiva de
nuestra sociedad aún muy pisciana y que acepta, sin reacción, ser reprimida.
Aprovecha que aún no se siente preparada para resolver, por la lucha, la
contradicción entre su mundo ideal y su entorno inmediato. Eso lleva a la
depresión social. Ocasiona sufrimiento y desesperación.
Sin embargo, las fuerzas de la
Era de Acuario ya están cambiando este estado de ánimo sin salida. Ya aparecen
grietas en el capullo del verdadero Yo. El desgarro es penoso e inevitable, sí,
pero anuncia triunfantes primaveras. Todo Piscis en alerta lo presiente con
fuerza.
Los planetas regentes
En esta visión de la relación
entre la vida soñada por el ideal y la muerte impuesta por el materialismo, el
regente exotérico de Piscis es Júpiter y Plutón el regente esotérico.
Júpiter transmite la vitalizadora energía del Rayo II del Amor y Sabiduría.
De esta fuerza magnética surge una nueva vida.
Plutón, por otra parte, transmite las fuerzas metafóricas del Rayo I de
Voluntad y Poder. Destruye los lazos, que encadenan a la materia. Va
directamente a la profundidad céntrica de la existencia. Saca a la superficie
todos los impedimentos de las regiones inferiores y los desintegra. Es el
psicoanalista esotérico del Ser humano.
Estas dos Fuerzas cósmicas
opuestas, una constructiva y la otra destructiva, nos empujan a unirnos y
colaborar con este proceso de regeneración revolucionaria. Nos dan la fuerza de
voluntad de ir a hallar adentro para descubrir la riqueza del
centro de nuestro Ser, nuestro ‘eterno Núcleo de Fuego interior’. El
Cuerpo Causal, que nuestro Ángel Solar nos regaló, refleja en permanencia el
flujo de Vida radioactiva irradiado por el escondido Fuego nuclear nuestro. Lo
hace florecer en nuestro verdadero Yo, que nos enseña el camino. Atraído y
fascinado, el ‘pequeño yo’, nuestra Personalidad, entra en consonancia. Se
purifica. Se pone al servicio del Mundo nuevo que está naciendo.
Este trabajo espiritual hacia
adentro ocurrirá con facilidad en el signo Aries. Piscis si quiere encontrar su
centro nuclear, que le conectará con el mundo trascendental, no debe perderse
en un vacío meditativo sin límites, ni aislarse en un yo emocional exagerado,
¡que sólo descansa!. Permitirá que el verdadero Yo genere el campo magnético que
lo llevará, sin ningún esfuerzo, a descubrir la grandeza del centro de Vida de
su Ser. Como ‘el ladrón en la noche’, vendrá la inspiración luminosa de su
Ángel Solar. Como el lucero del alba, grandioso y en un silencio profundo, la
media luz de su divinidad se perderá en la magia de la resplandeciente claridad
del día.
Piscis, el Salvador espiritual
En la Doctrina secreta, H.P.
Blavatsky indica claramente la función redentora de la constelación Piscis:
“Esta constelación brilla como símbolo de todos los salvadores espirituales pasados y futuros, que son portadores de Luz y dispersan la oscuridad mental”.
Durante la era cristiana, por
egoísmo y comodidad, el hombre devoto ha creado un concepto falso sobre la esencia
y función de la salvación. Surgió la creencia de que la redención puede
alcanzarse mediante el sacrificio por cuenta de uno, que asumirá la carga de
los pecados de los otros. Para conseguir la redención y conseguir el derecho de
entrar en el paraíso, es suficiente con ‘creer en el salvador’,
mostrando devoción personal.
Es una idea muy ingenua.
Redención significa ‘liberarse a sí mismo de la servidumbre de la
existencia’ en los tres planos inferiores. Es ‘transfigurar’
activamente su Personalidad para que, como por encantamiento, ésta se deshaga a
sí misma de los vínculos pesados de los deseos y anhelos materiales.
No es una tarea imposible. Todo
Ser humano posee la capacidad de invocar el poder regenerador de su particular
y muy íntimo Ángel Solar, clamando: “Acércate a mí, tú que eres mi
verdadero Yo, mi Luz, mi Alma. A ti, coronado de gloria, te invoco…”.
Provocará poderosamente esta transfiguración personal. Despertará mágicamente
todas las virtudes y cualidades de las energías humanas de origen solar. La
Personalidad y el Ángel Solar entrarán en estado de fusión. Dará a cada Ser
humano la oportunidad de realizar su auto redención, esta liberación interna
poniendo al descubierto la conciencia viva de su divinidad.
La Fuerza victoriosa
La Era de Acuario ya está
manifestándose poderosamente. En lo referente a la ‘salvación’, su énfasis no
reside en el sacrificio y el sufrimiento como lo ha sido en la era pasada, sino
en la alegría y la fortaleza. La Tradición inmemorial nos confía:
“…un nuevo tipo de redención surgirá… El cáliz del sufrimiento y la agonía en la cruz están acercándose a su fin. La alegría y la fortaleza ocuparán su lugar. En lugar de sufrimiento experimentaremos alegría, que se convertirá en felicidad. Nos conducirá finalmente a la salvación eterna. Tendremos la fuerza de los que no conocerán más que la victoria.”
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