Fragmento del libro
LOS SIGNOS DEL ZODÍACO
de Louise Huber
En psicología astrológica, al hacer la interpretación
de un horóscopo, el todo o la unidad se considera más que la suma de las partes
que el intelecto analítico tiende a separar. Por eso, el enfoque adecuado para
la correcta comprensión de las relaciones astrológicas y espirituales es el que
se basa en la percepción sensorial y sensitiva, y en la inmersión en la
realidad vital.
La Tierra:
un gran cuerpo vivo
En esta misma línea, podemos imaginar la Tierra como un
gran cuerpo en el que la humanidad, dividida en células y grupos de células, se
mueve y tiene su existencia. Todos los organismos vivos tienen una estructura
similar. Así como nuestro cuerpo consta de muchas células, nosotros también
somos células del cuerpo del Logos Planetario que, a su vez, es una célula de
un ser mayor, el Logos Solar, y así sucesivamente.
Todos los sistemas son interdependientes. Nuestro organismo
humano depende del organismo planetario, éste depende del sistema solar que, a
su vez, forma parte de sistemas mayores hasta llegar al centro galáctico, cuyo cuerpo
u organismo es toda una nebulosa espiral.
Es interesante hacer el ejercicio de imaginar las
magnitudes involucradas porque nos permite hacernos una idea de las
regularidades cósmicas que después podemos trasladar a nuestras propias vidas.
El gran astrónomo Kepler consideraba que la Tierra no era sólo un cuerpo celeste
exclusivamente material sino un gran organismo. En su libro Harmonices mundi
escribió:
«Tanto en la estructuración del pensamiento y del espíritu como en sus manifestaciones materiales, la creación es una sinfonía maravillosa. Todo está unido por relaciones mutuas indisolubles que forman un todo único. Todo lo que existe está vivo y animado porque está unido e interconectado. No existe ninguna estrella que no sea un ser vivo y que no tenga alma. Las almas de las estrellas son la causa de su movimiento y de la atracción que las mantiene unidas. Esto explica la regularidad de los fenómenos naturales».
El «aura de
la Tierra» y los orígenes de la astrología
Este gran
campo de relaciones entre todos los seres vivos de la Tierra puede imaginarse
como un «aura», es decir, como un gran campo de irradiación de todo el género
humano y, en un contexto más amplio, como el campo de relación entre el cosmos
y la Tierra.
La idea del
zodíaco como aura de la Tierra ya existía en la Edad Media. No hay que
imaginárselo como algo físico: es una expresión que requiere una interpretación
esotérica o mística. Desde esta óptica, el zodíaco o aura de la Tierra es una
esfera de energías en movimiento a través de la cual la humanidad está en
contacto (inmaterial) con el cosmos. Para poder comprenderlo debemos dejar a un
lado el intelecto objetivo e identificarnos con este concepto en una
experiencia meditativa o contemplativa. Para esto nos ayudaría intentar
regresar al punto de partida, es decir, a los albores de la humanidad, cuando
el ser humano no tenía una comprensión intelectual de la naturaleza sino sólo
un conocimiento experimental y contemplativo de la misma. Exactamente lo contrario
de lo que ocurre en nuestros días, en plena era tecnológica, en la que todo se
mide con criterios racionales y en la que el intelecto formula con gran facilidad
construcciones mentales y definiciones que, en ocasiones, no tienen nada que
ver con la realidad. Para experimentar de nuevo lo que se sentía en los
orígenes de la vida es necesario acercarse a los procesos que tienen lugar en
la vida utilizando nuestra capacidad de percepción sensorial y recurrir a la
contemplación de la naturaleza.
Por ejemplo,
al mirar el esplendor del cielo en una noche estrellada sentimos respeto y
asombro. Nos olvidamos de las preocupaciones de la vida cotidiana y nos sentimos
parte de un mundo mayor. El ser humano siempre ha encontrado algo incomprensible
en la luz de las estrellas, un orden y una regularidad que sostienen y regulan la
vida. Las primeras culturas no daban nada por supuesto y todos los sucesos que
trascendieran los límites de lo comprensible eran atribuidos a las fuerzas de
la naturaleza o a los dioses. Los seres humanos del pasado tenían un contacto
directo con la naturaleza. En realidad se sentían vulnerables ante la
naturaleza y, para protegerse de ella o para obtener el favor de los dioses,
recurrían a la adoración y al sacrificio. En cambio hoy, nuestro mundo
occidental está protegido por todas partes y tenemos muy poco acceso a la
naturaleza. Por eso es importante que volvamos al punto de partida para
descubrir de nuevo los caminos de la auténtica experiencia. La astrología surgió
de la relación entre el ser humano y la naturaleza o de la relación entre el
hombre y los dioses imaginados; en consecuencia, el pensamiento astrológico
sólo puede entenderse correctamente desde este punto de vista.
Ptolomeo
estaba en lo cierto cuando definió el zodíaco como un anillo de fuego alrededor
de la Tierra. Hoy la ciencia está a punto de descubrirlo de la misma forma que
en psicología se ha constatado que los símbolos astrológicos básicos son
prototipos universales del ser humano y que forman parte de los arquetipos del
inconsciente colectivo.
El manto magnético de la Tierra:
últimas teorías científicas
En la
actualidad estamos en situación de poder decir que el aura de la Tierra puede
equipararse al manto magnético que la rodea. Las investigaciones científicas
realizadas en el espacio exterior han constatado la existencia de una banda de
irradiación magnética con varias capas alrededor de la Tierra. Además,
recientemente también se ha descubierto que la estructura de movimientos de los planetas
del sistema solar ocasiona una configuración gravitacional que cambia
constantemente. Todos los cuerpos del sistema solar tienen su propio campo gravitacional,
siendo el del Sol el más potente y el que mantiene unidos a todos los planetas
a su alrededor. La interacción de los campos gravitacionales de los distintos
planetas produce un gran campo gravitacional común que es el campo del sistema
solar. Como los planetas están en continuo movimiento y arrastran al moverse
sus respectivos campos individuales consigo, el campo gravitacional del sistema
solar cambia constantemente. La astrología no hace más que registrar el efecto
de ese campo gravitacional común sobre el campo magnético de la Tierra y lo
plasma en la estructura de aspectos de cada horóscopo individual (como sabemos,
los aspectos son relaciones angulares entre planetas, vistas desde la Tierra,
cuyo efecto se conoce desde hace mucho tiempo). Expresándolo de otro modo, lo
que mide la astrología es el estado energético del campo magnético terrestre,
influenciado por los efectos gravitacionales producidos por los planetas del
sistema solar.
En
investigaciones biológicas recientes se ha descubierto que las abejas y las
aves migratorias se orientan con las irradiaciones magnéticas de la Tierra y
del Sol. Aún deben llevarse a cabo muchas más investigaciones pero, para
nosotros, es evidente que el manto magnético de la Tierra tiene relación con el
zodíaco y que el movimiento de los planetas produce una influencia astrológica
en las personas individuales y en toda la humanidad cuyo efecto podemos
determinar en el horóscopo.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
Louise Huber fue una astróloga nacida el 10 de mayo de 1924 en Bamberg, Alemania. Estudió ciencias espirituales, religiones
del mundo, astrología, esoterismo... y ya con estos conocimientos empezó a realizar
interpretaciones astrológicas. En 1953 se casó con Bruno Huber (1930– 1999) y se
trasladó a Zurich, Suiza. Desde 1956 hasta 1958 colaboró en el Escuela Arcana de Ginebra (escuela
esotérica de Alice Bailey). Desde 1959 hasta 1961 fue la secretaria
privada de Roberto Assagioli (fundador de la psicosíntesis) en Florencia. Apoyó
la investigación realizada por su marido Bruno sobre la psicología astrológica y
el desarrollo de lo que se conoce como el Método Huber. Desde 1968 fue cofundadora, conjuntamente con Bruno, y
directora del Astrologisch-Psycologischen Institut (API) de Adliswil (cerca de Zurich), también conocido
como Escuela Huber. Desde 1981, coorganizadora del Congreso Mundial de Astrología que se celebra cada tres años en Suiza. Coautora de la colección de libros Psicología astrológica; Autora de Los signos del zodíaco, reflexiones y meditaciones. La mayoría de estos libros han sido traducidos a 8 idiomas. Fue también ponente en muchos congresos internacionales y fundadora del ARC (Astrological Registration and Communication Center). En el congreso de la UAC de 1995 en Monterrey fue distinguida con el premio FISA, Life Time Achievement Award. Dejó este mundo el 13 de enero de 2016 en Salzbergen, Alemania.
No hay comentarios:
Publicar un comentario