El Antiguo Comentario

El Antiguo Comentario

La Meditación del Ser oculto interior, 'El Hijo del Hombre' (I)





La Meditación del Ser oculto interior,
‘el Hijo del Hombre’
(Agni Yoga)



“Yo soy tú. Somos Fuego. Transformamos mi Vida en tu existencia”
                                                           La Voz de la Luz



Prólogo
El Tema de este compendio, “La Meditación del Ser oculto interior, el Hijo del Hombre”, será estudiado y publicado en este blog en cuatro partes.
En la Primera Parte, trataremos los textos de la Tradición inmemorial, que forman la línea de conducta de esta ponencia, así como de los elementos fundamentales de la constitución del Ser humano encarnado.
En la Segunda Parte, estudiaremos los siete Planos frecuenciales de la Constitución del Ser humano. 
En la Tercera Parte, hablaremos de la Mónada del Ser humano, su  Cuerpo causal  y los tres aspectos de su Ego.
En la Cuarta Parte, abordaremos el estudio de las herramientas concretas, con las cuales la Meditación del Ser oculto interior puede realizarse con más facilidad.
En la Quinta parte, presentaremos un modelo de procedimiento creativo de la Meditación del Ser oculto interior. 
Los temas tratados en esta ponencia forman parte de la Ciencia esotérica, estudios científicos de realidades que no son medibles ni visibles. Son, como en la Ciencia moderna de una cierta complejidad. Exponen aspectos no materiales muy poco abordados y muchas veces inconsiderados o denegados. Esperamos que los lectores tendrán la paciencia y el interés necesarios.
 



P R I M E R A   P A R T E


The Path of Earth Service - Peter Fich

I.
EL Hilo de Ariadna

EL arte de la Meditación del Ser oculto interior sigue el ‘Hilo de Ariadna’. Guía al Ser humano en el laberinto de la existencia.  Tiene como punto de referencia varios textos, que la Tradición inmemorial ha legado a la Humanidad como línea de conducta.
En este compendio, los puntos de referencia son: la Mónada, el eterno Núcleo de Fuego humano, el ‘Conócete a ti mismo’ y la Invocación al Ángel Solar.

La Mónada humana
La Sabiduría inmemorial denomina al Ser humano, antes de encarnarse, la Mónada humana. La describe de la siguiente manera:
“La Mónada humana es un Ente individual auto consciente, inextenso e indivisible, cuya esencia es un átomo inmaterial y cuyo centro es un eterno Núcleo de Fuego metafísico. Forma parte de la cuarta Jerarquía creadora solar, la Jerarquía de ‘los Hijos del Hombre’.” 
Nota: En muchas religiones y filosofías del mundo, la Mónada humana se llama ‘Cristo’. Designa esta poderosa Presencia interior, que irradia a través del cuerpo físico humano, cuando éste se ha hecho diáfano por su nobleza y pureza. La figura de Jesús, el nazareno (no importa que sea considerada histórica o mitológica), es una ilustración perfecta de la manifestación, mediante el vehículo físico denso, de su Mónada, o  Cristo interior. 

El eterno Núcleo de Fuego humano
La descripción del ‘eterno Núcleo de Fuego’ del Átomo monádico inmaterial del Ser humano, se encuentra en los archivos del ‘Antiguo Comentario’.
El eterno Núcleo de Fuego se oculta a Sí mismo. Sólo es conocido a través de la irradiación y por aquello que irradia. El eterno Núcleo de Fuego puede conocerse sólo cuando desaparece la llama y  ya no se siente calor.

Conócete a ti mismo
Grabado en el siglo IV A.C. en el frontispicio del templo dórico de Delfos, un texto en griego clásico enunciaba:
“Te advierto, quienquiera que fueres, ¡oh! Tú, que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras la excelencia de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los tesoros. ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”.

Invocación al Ángel Solar
Esta invocación al Ángel Solar, la había propuesto el Maestro Djwahl Khul a sus discípulos:
“Acércate a mí, Tú que eres mi verdadero Yo, mi Luz, mi Alma.
Tú que estás coronado de gloria… A ti te invoco.
Acércate a mí, Señor, a mí que soy tu vano reflejo en el inmenso mar de la materia. Sin Ti no soy nada, en ti, soy el Omni-Yo, existiendo en Tu individualidad hasta la eternidad”.


Solar Christ - Peter Fich

 II.
La Meditación del Fuego
y los 4 Elementos

1- La Presencia del Ser oculto interior
a)    Tomar conciencia de una Presencia interior
En una primera fase, el arte de la meditación creativa del Fuego está totalmente dedicado a tomar consciencia de la irradiación del Ser oculto interior, que nos habita, anima y motiva. La Sabiduría inmemorial llama a esta radioactividad la conciencia de la ‘Mónada’ humana. Su vehículo es un átomo inmaterial, la radiante envoltura primordial y directa del ‘’eterno Núcleo de Fuego, que se oculta a sí mismo”. El meditador sensible resiente esta irradiación monádica como una misteriosa Presencia divina.
Según la terminología de la tradición cristiana, esta Presencia divina, emanando del eterno núcleo de Fuego, se denomina el ‘Cristo’. Traspareció por primera vez y con majestuosa evidencia a través del cuerpo físico de Jesús de Nazareth, cuando estaba con tres de sus discípulos en el Monte Tabor. Por eso, Jesús tiene el título de Cristo. En la Cristiandad, Jesús es el modelo a seguir para cada ser humano encarnado.
b)    Identificarse con la Presencia interior
En una segunda fase, el encuentro meditativo con la Mónada o Cristo, la Presencia divina del Ser oculto, se transforma poco a poco en una experiencia íntima tan fuerte, que el meditador se identifica intensamente con Ella. Ya empieza, por osmosis, a expresar las aptitudes y actitudes divinas de la Presencia suya en los tres mundos inferiores.
Se puede profundizar en esta vivencia extraordinaria con el ejercicio de la ‘meditación creativa del Fuego’, parte del arte del Agni Yoga, el Yoga del Fuego.

 2- El elemento Fuego, la intuición y la inspiración
De los 4 elementos de la naturaleza, Aire, Fuego, Agua y Tierra, el elemento Fuego es el símbolo de la facultad mental humana. Posee la capacidad de “transformar y/o transmutar” la realidad. Lo sabemos, el Fuego transforma sombra en luz, frío en calor, la energía en materia, lo abstracto en concreto, etc. También transmuta la madera en calor y luz, lo mineral en metal puro, el caos en orden, la fealdad en belleza, la debilidad en fuerza, la pasividad en dinamismo, la materia en espíritu…
El Fuego, es el elemento de la sustancia mental humana, tanto inferior o  concreta, como superior o abstracta. ‘La Luz’, que el Fuego irradia, simboliza la dinámica creativa de la inteligencia humana. Produce las 3 categorías principales del conocimiento: el conocimiento discriminador o concreto, el conocimiento teórico o abstracto y el conocimiento por intuición.

    3- El Elemento Aire y el claro Pensar
“El claro pensar” es la característica principal de la mente intuitiva del Ser humano. El Aire es su elemento constitutivo. Permite el contacto y la apreciación de ‘la Sabiduría inmemorial’, conocida y reflejada por el Alma y traducida por el Ángel Solar. Esta Sabiduría emana del mundo de las divinas Ideas universales. El ‘eterno Núcleo de Fuego’ del Ser oculto interior irradia estas emanaciones universales bajo la forma de un modelo, siguiendo las leyes cósmicas de manifestación en vista de expresar un cierto aspecto de la Verdad. Esta Conciencia directiva produce todo lo conocido, visto y sentido en la existencia de cada Ser humano.
La intuición o ‘el claro Pensar’ reproduce creativamente esta Verdad, que Sofía la divina Sapiente ha activado y que el Alma refleja. Siempre está presente, aunque no visible para muchos humanos. Sus Leyes cósmicas son eternamente activas, aunque solo respetadas por unos pocos.
Solo ‘el claro Pensar’ de la intuición humana desarrollada, enfocada, abierta y entrenada puede reconocer, posteriormente comprender y luego aplicar la sutilidad de las Leyes del conocimiento universal y responder así a la demanda de la época.
El claro pensar llega constantemente como un perfume de Sabiduría emitido por el ‘eterno Núcleo de Fuego del Ser oculto interior’. La Presencia, la Mónada o el Cristo, vitaliza esta Sabiduría. El ‘santo Espíritu’ de Sofía, la divina Inteligencia creativa del Ser humano, la activa. El Alma la capta y la revela, reflejándola en los 3 mundos inferiores. Luego, el Ángel Solar, gracias a la cualidad espiritual superior de su sustancia mental, estimula el ‘claro pensar’ del Ser humano. Por ‘inspiración, el Ángel Solar incita al Ser humano a entrar en consonancia con la sensibilidad superior de su Cuerpo causal impregnado de esta Sabiduría universal, para así clarificar su propia mente concreta. 

Nota. El Cuerpo causal, es un instrumento indispensable del ‘claro Pensar’, había sido creado por la quinta Jerarquía solar de los “Hijos de la Mente”, los Ángeles Solares, y puesto a disposición de la Jerarquía solar de los ‘Hijos del Hombre’.

Siempre han existido Seres humanos, quienes entrenaron su mente en el arte del ‘claro pensar’, este estado de inspiración instilado por el Ángel Solar, que permite ser receptivo a la Luz de la sabia Verdad. Antes, eran muy pocos. En la actualidad, aparecen cada vez con mayor frecuencia. La intuición guía a estos pensadores inspirados hacia nuevos campos de conocimiento. Forman la vanguardia ya capaz de comprender unos aspectos de la ‘omnisciencia’ reflejada por el Alma de la Raza humana experimentando en el planeta Gaia.
Dentro de no mucho tiempo ‘la Luz’, que el invisible Fuego mental irradia, se expandirá potentemente. La Verdad será claramente revelada a la muchedumbre. Se realizará el ‘apocalipsis’, la revelación que anunció Juan el Evangelista. La Raza humana tomará posesión de su herencia, la ‘omnisciencia’ del Alma.

  4- El elemento agua y el fluido de Amor solar
       El Alma refleja la omnisciencia activa, que procede del santo Espíritu de Sofía, la divina sapiente. Llega al Ser humano, porque es vivificada de una manera muy especial por la magia del ‘Fluido de Amor solar’. Estimula la facultad de concentración del meditador. Lo anima a trabajar con el Fuego de su Inteligencia superior.
El promedio de los Seres humanos aún no puede captar de manera directa estos reflejos de la omnisciencia activa. Deben abrir la mente y afinar el oído para que sean ‘inspirados’ por la ‘Voz de la Luz’, la Voz luminosa del Ángel Solar. “¡Que el que tenga oídos, que oiga!”, enseñaba el Nazareno.
 La corriente del ‘Fluido de Amor solar’ lleva estas inaudibles ondas de sapiencia inspiradas por el Ángel Solar a la consciencia humana vía el Cuerpo causal. Es el magnetismo del Fluido de Amor causal, que atrae también la fuerza divina de la Voz de la Luz’. Abre la mirada interior a sutiles visiones. ¡“Que el que tenga ojos para ver, que vea”! EL flujo de lo imaginado y sus melodías despertarán el emocionante deseo de cumplir.
Es el elemento agua, el que transporta y expande el ‘fluido de Amor solar’.  En la naturaleza, el agua hace que fluya el poder vitalizador de la energía de Amor. Impregna la planta, fertiliza lo que estaba desértico. Sacía la sed e impregna la existencia de todo ente biológico... A niveles más sutiles, su fluido riega la creatividad y el poder de curación de los humanos, así como sus capacidades espirituales, intuitivas y astrales. Sin el flujo del ‘Fluido de Amor’, sustanciado por el elemento ‘Agua’, el Poder del ‘Fuego mental’ permanece como un elemento potencial, un conocimiento abstracto y teorético. Hace falta la palabra “quiero muchísimo eso”, para que pase el flujo de Amor y que todo se ponga en movimiento. La fuerza del deseo se cumple. ‘El deseo es el Poder del Fuego’, proclama la Sabiduría inmemorial. E-mocion-a. Pone en marcha la realización de todo lo soñado por la Luz de la mente humana. Sin este Poder emotivo del deseo, nada se transformará ni transmutará.

    5- El elemento Tierra y el Poder de plasmar
El Poder e-mocion-al, provocado por el deseo, despierta la pericia del elemento Tierra, la sustancia de lo físico denso. Es este cuarto elemento, con el cual los devas de la ‘Jerarquía de Constructores cósmicos’ plasman formas físicas, para realizar el diseño inventado y proyectado por la Luz imaginativa y apasionada del ‘Fuego o Fohat’ del Ser oculto interior humano.
Aquí también, las formas solo se materializarán por el influjo del ‘Poder vitalizador’ del Fluido de Amor llevado por el elemento agua. Suscita el deseo de plasmar y hace que el anhelo se transforme en emoción. Es mediante el ‘fluido de Amor’ que el poder de la mente con-mueve a los devas constructores. Plasmarán en el físico denso la forma pensada con tanto Amor. 
Nota: la manera de pensar, lo que deseamos, es importantísimo. El  pensar “quiero ir de viaje” traduce un concepto abstracto, que no puede ser realizado en el mundo de lo concreto. Pensar con gran deseo “quiero ir dos semanas en junio a Grecia y visitar el Acrópolis y el templo de Delfos, Olimpia y Paestum…” se realizará en la medida que sean imaginados en detalle concreto los pormenores creando ‘e-moción’. Vale lo mismo por el pensar nacido del deseo “quiero ser rico”. Es una abstracción. Aunque sea intenso, el deseo solo,  no crea la e-moción deseada. Nunca se realizará el deseo, a no ser que medios concretos sean imaginados suscitando la emoción imperativamente necesaria para que lo soñado se realice.

     Atentos a las enseñanzas de la ciencia esotérica, podemos ahora comprender, que el Fuego de la facultad de la mente no es capaz de realizar, crear o sanar sin el poder de las facultades astrales. “La emoción es el Poder del Fuego”, nos enseña la Tradición inmemorial.
William



1 comentario:

  1. Buenas tardes William y compañeros del grupo
    Acabo de leer muy atentamente, el último trabajo de William y se trata de un artículo de altísimo nivel, solo comprensible, prescindiendo totalmente del intelecto o mente concreta y tomando la actitud de COMO SI ya fuéramos realmente personalidades fusionadas con nuestro Ángel Solar, es decir adoptando una serena expectación y dejarnos IMPRESIONAR por nuestra Alma, sin tratar de desentrañar el texto como una lectura más. El resultado debe venir VÍA INTUICIONAL.
    'La energía de la intuición, son las palabras que empleamos para describir el contacto directo con la Mente de Dios en algún nivel de experiencia relativamente elevado' Maestro D.K. (Tratado sobre los Siete Rayos, tomo V)

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