SOL EN CAPRICORNIO
29 de diciembre de 2020 (03:28 GMT)
29 de diciembre de 2020 (03:28 GMT)
El signo de Capricornio, cuando está alineado con el
Sol, se encuentra en la posición más alta del zodíaco. Representa las metas
espirituales más elevadas que un ser humano puede alcanzar. Capricornio es el
principio de un nuevo período, de un nuevo estadio de conciencia. Cuando
Capricornio, el Sol, la Tierra y la Luna están alineados, la Influencia
específica de la constelación capricorniana llega a su plenitud. Durante los 3
días de plenilunio, la Jerarquía de los Maestros ascendidos de Shambala
focalizan de una manera muy especial sus meditaciones en la Humanidad.
Concentrados y con cariño estimulan nuestras propias meditaciones. Nos apelan a
ser más receptivos a los influjos cósmicos al servicio de nuestro devenir divino
como Seres de Luz.
De Sagitario a Capricornio
En el signo Sagitario, el ser humano empezó a formarse
una visión del mundo propia. Signo de tierra, Capricornio comprueba la validez
de las verdades intuidas por Sagitario. Las contrasta con la realidad. Su
voluntad, que está estimulada por la Cruz cardinal (La Cruz de la determinación
divina), somete las intuiciones sagitarianas a un proceso, que las endurecen
como el acero. Por eso, Capricornio es un símbolo de iniciación. Su energía
cardinal de voluntad le da autoridad espiritual y eleva su nivel de
autoconsciencia. Libera de las presiones ajenas gracias al pensamiento
independiente y la nueva visión del mundo heredados de Sagitario. Capricornio
crea una nueva personalidad. La dirige conscientemente para desarrollar sus
talentos y capacidades aún potenciales. Activadas, realizarán un Ser humano más
refinado y en perfecta consonancia con la naturaleza divina de su ‘eterno
Núcleo de Fuego interior’.
Capricorn - Peter Fich |
El símbolo de Capricornio
Para ser uno mismo, independiente y soberano,
Capricornio construye un centro creativo, fuerte, resistente y muy original. El
unicornio es su símbolo. Lo representa dentro de una circunferencia muy
restringida y delimitada. Protege al máximo el círculo creativo interior de
Capricornio. De su centro irradia el dinámico núcleo del Cuerpo Causal. Ahí, se
acumulan y cristalizan todas las experiencias de las existencias anteriores.
Forman la sustancia básica del carácter del Ego superior. El Ángel Solar Lo estimula
con la voluntad creativa cardinal, puesta a disposición por Capricornio.
Permite plasmar propósitos de vida firmes, resistentes y de carácter
esencial.
La Personalidad capricorniana
La fuerza de voluntad del
Capricornio hace que su personalidad sea a menudo ambiciosa e intolerante.
Está siempre escalando como una cabra. Sin parar está intentando llegar a
la cumbre más alta. Abajo no encuentra paz. Sin embargo, porque Capricornio es
signo tierra, su personalidad lo planifica todo parsimoniosamente. Evita
imprevistos a fin de llegar con seguridad a una realización adecuada. Su lema
es: “Lo que mucho dura, bien acaba”. Su personalidad es tenaz e inagotable.
Puede llevar a términos tareas casi imposibles. Los obstáculos le estimulan. Es
estricto consigo mismo y ambicioso. Muchas veces es duro con su entorno.
Para salvaguardar su prestigio, llega a suprimir toda expresión de sentimiento
y a ser muy egoísta. Cuando se siente inseguro, su personalidad se
enfatiza y se pone a la defensiva. Necesita reconocimiento. Por eso, intenta
establecer relaciones con gente influyentes y busca una destacada posición
profesional o una superioridad espiritual. Le gusta manejar el poder en la
sombra.
Capricornio plenamente consciente
Al contrario, si el Yo superior está bien
desarrollado, Capricornio no necesita los amuletos de la personalidad insegura,
ni este tipo de ambición egoísta. Es autoconsciente, flexible, tolerante,
comprensivo y en paz consigo mismo. Siempre por decisión propia, intenta poner
su personalidad, ahora fuerte y libre, al servicio del colectivo. Resiste a
cualquier tipo de adoctrinamiento. No se conforma a la irreflexiva repetición
de las normas convencionales. Su individualidad es espiritualmente madura.
Vivida desde el interior, irradia. No presta ninguna atención a la fama. La
perspectiva de una elevada posición le incita a buscar nuevas formas de
resolver los problemas de la humanidad. Actúa con una conciencia planetaria.
Experiencias cumbre
Capricornio, cuando la identificación con su Cuerpo
Causal lo ilumina, desarrolla con intensidad su vida espiritual. Busca la
cumbre de sus capacidades humanas. Camina en solitario. Sigue el Sendero, que
sube en una dirección distinta de las normas colectivas. Cuando alcanza la
cima, se encuentra en plena luz. Tal experiencia es relatada en el Nuevo
Testamento. Es el exaltante evento del capricorniano Jesús en el monte de la
Transfiguración. El signo Capricornio, en este momento, es alineado con Venus.
El Fluido de Amor divino se derrama con abundancia. El Cristo ilumina con
Luz dorada el Cuerpo Causal de Jesús. Se manifiesta con plenitud y grandeza.
Irradia la magnificencia de la Sabiduría y la Voluntad de su ‘eterno Núcleo
de Fuego interior’. Jesús, ahora en el Cristo, se transfigura ante toda la
humanidad. Recibe la visión del Plan de su destino. Sabe lo que tiene que
hacer.
La polaridad Capricornio – Cáncer
En su experiencia, la persona capricorniana vive
también las influencias energéticas de Cáncer, su signo opuesto. Cáncer es la
puerta del nacimiento físico y Capricornio del nacimiento espiritual, llamado
iniciación. Cáncer estimula a los humanos a interiorizar el significado
profundamente concreto del nacimiento en el mundo físico de Jesús. Capricornio
los incita a abrirse a los misterios del nacimiento en el Espíritu, la
Transfiguración emanando de la Vida interior.
Durante la Luna llena, coincidiendo con el
solsticio de invierno, se abre otra vez la puerta del Espíritu de Sofía, la
divina Sapiente. Capricornio estimula a los humanos, para que, llevados por
esta renovada Sabiduría navideña, lleguen al punto más alto de su propia
realidad divina individual. Por el contrario, Cáncer los empuja a volverse y
bajar al servicio de la colectividad. Capricornio se siente poderosamente
atraído por esta polaridad.
Saturno, el regente de las energías
de Capricornio
Saturno es el regente tan exotérico como esotérico de
Capricornio. La energía de Saturno provoca la cristalización de los
pensamientos en la forma. Delimita sin piedad, pero también educa. Es el
Morador del Umbral que nos preserva de dar dañosos pasos irrealistas.
Capricornio puede moverse libremente. Puede escalar
hasta las alturas de la aspiración espiritual. Una vez en la cumbre, Saturno
actúa. Origina una forma con una corteza pulida, dura y transparente como el
cristal. Destroza el caparazón del pequeño yo. Deja transparentar la Luz del
Radiante Cuerpo Causal. Por medio de esta Luz del Ego superior, el Ángel Solar,
nutrido por la intuición del Alma, revela el resplandor del Propósito ’antropos’,
guardado desde las eternidades en la custodia del ‘eterno Núcleo de Fuego
interior’ de cada Ser humano.
Esta gloriosa iluminación se llama “la
transfiguración del monte Tabor”. Saturno se ha convertido en el
Gran iniciador que, pagadas las deudas, deja ver el panorama cósmico de la
conciencia superior. Desde su forma cristalina y rígida, Capricornio debe probar
su poder de penetración en la esencia de su verdadero Ego, que el Cuerpo Causal
manifiesta y el Ángel Solar ilumina. Debe conseguir que el cristal se quede
transparente. Sin embargo, el cristal es frágil. Si se rompe por exceso del
deseo terrenal, entrará otra vez en la oscuridad del ‘pequeño yo’ materialista
y egoísta. Saturno es el delimitador. Sin romper la corteza cristalina,
Capricornio debe intentar superar la oposición, a la vez física y de
conciencia, de su adversario, el ‘Morador del Umbral’.
El pensamiento semilla esotérico de
Capricornio
“Perdido estoy en la Luz suprema
y a esa Luz doy la espalda”
Este pensamiento semilla es una llamada a todos los
Seres humanos en camino hacia las alturas. Intentando llegar a la cima, el
espíritu capricorniano nos anima a todos, particularmente en este mes de
diciembre. No nos deja en paz. Bajo la influencia del espíritu práctico de su
signo opuesto, Cáncer, nos propone con gran determinación no quedarnos nunca en
la posición alcanzada. Siguiendo voluntariamente los movimientos de la
existencia, hace falta descender de nuevo. Tenemos que dar la espalda a la Luz
suprema, que habíamos vislumbrada. Hace falta retornar al valle para anunciar
que el Poder supremo de la Luz es a disposición de todos los Seres humanos. Con
la noble voluntad de Capricornio, les ayudaremos a encontrar el camino hacia la
cumbre.
La transfiguración, una crisis
iniciática
Un Ser humano transfigurado actúa a través de su
personalidad integrada. Pensando según amplios criterios de unidad, llega al
estado trascendental. Se expande la radiación solar de su Alma mediante su
iridiscente Cuerpo Causal. Ya no dice: “Esto no tiene nada que ver conmigo”.
Asume su responsabilidad hacia la comunidad. Es alegre y entusiasta. Se
transforma en un servidor de la Humanidad.
La transfiguración permite al Ser humano el empleo de
la energía de la Voluntad espiritual. Conduce a no caer en el endurecimiento
del ‘pequeño yo’. El Capricornio transfigurado baja de su trono. Utiliza su
voluntad iluminada. Animada por la Luz suprema, es muy poderosa y siempre al
servicio de la comunidad.
La transfiguración es un impulso espiritual del Ángel
Solar. Es una conversión interna del individuo evolucionado y consciente.
Autorrealizándose, se ha iniciado a sí mismo.
La transfiguración nos da la fuerza de subir a la cima
en solitario. Llegamos a ser totalmente nosotros mismos, sin recurrir a nadie.
No hay ningún tipo de relación. La experiencia cumbre de la soledad provoca una
crisis espiritual. No queda nada, ni nadie, sino el “yo soy” y la
vitalidad del Cuerpo Causal, que late poderosamente en lo más profundo de
nuestro ser. La vivencia de ‘sentirse abandonado por todos’, aislado en una
posición elevada, se llama “la noche oscura del Alma”.
Constituye una de las experiencias más destacadas del signo de Capricornio.
Descender de nuestro trono de
frialdad
Paradoxalmente, sin embargo, esta crisis de soledad
pone en evidencia que nos necesitamos los unos a los otros. Por la naturaleza
misma de la Raza de los Humanos, no podemos vivir solos. Para disfrutar de la
riqueza de la fraternidad en común, tenemos que ser humildes, descender de
nuestro trono. El calor del contacto entre humanos rompe la frialdad del
aislamiento mineral que Saturno construyó, actuando como el Morador del Umbral.
Muchas personalidades aprovecharon de este frio aislante para enfatizar el
‘pequeño yo’. Su deshielo siempre da miedo y parece una destrucción muy
dolorosa de la personalidad. Sin embargo, ya está desplegándose a través de las
lágrimas un inmenso espacio panorámico. Hasta perderse de vista, aparece el
Sendero. Conduce a un palacio secreto, nuestro divino y poderoso Ser interior,
el ‘Tesoro de los tesoros’, nuestro ‘eterno Núcleo de Fuego’. Ahí se
encuentra la Fuente de Vida, el Agua acuariana, dicen los Ancianos, brotando
del suelo primordial de toda existencia. Aplaca la sed, regenera el Espíritu y
da inmensa alegría.
La Conciencia crística
Allí en la cima de la transfiguración, el espíritu de
Capricornio desarrolla poco a poco la clara visión. Igual que en el solsticio
de invierno, la Luz del Ángel Solar renace y encuentra su expresión simbólica
en el nacimiento de Cristo en Jesús.
En este período de renacimiento, seamos creativos en
nuestras meditaciones. La fuerza transformadora de la Conciencia crística nos
hace reconocer el Poder universal del corazón. Purifica nuestra esfera de
pensamiento. Su voluntad positiva entusiasma a los demás. Impide que los
pensamientos oscuros y el descontento prosperen. Nos sintoniza con lo que surge
lleno de convicción amorosa. Transmite alegría y felicidad, tanto al meditador
como a los demás. El Poder universal del corazón, unido a la Voluntad creadora
de Capricornio forma un haz de luminosa energía. Hace brotar la inagotable
fuente de Vida. Produce, dice la Tradición inmemorial, “una mayor
abundancia”.
*Texto inspirado en el trabajo de Louise Huber
*Texto inspirado en el trabajo de Louise Huber
William