El Antiguo Comentario

El Antiguo Comentario

El pequeño yo



EVOLUCIÓN - Guillem Marí


El pequeño yo
por Teresa Brugué

Existe alguien que cree que es el centro de su mundo, un ser pensante por excelencia. Vive en el pasado o en el futuro pero, casi nunca en el presente. No acepta las cosas como son, todos sus problemas y las causas de sus males están fuera de sí mismo. Critica y busca culpables.
Habla de sus progresos, presume cuando las cosas le van bien. Al contrario, se deprime, se queja, se auto compadece cuando algo se le tuerce. Casi nunca es del todo feliz, se deja llevar por impulsos, no controla sus emociones.
Así es el pequeño yo.
No conoce el AMOR.

Pero, algún día y por algún motivo, encuentra una ventana, allá en lo alto, y la abre. Entonces todo se ilumina, entra la LUZ. Es muy intensa y radiante.
El pequeño yo se deslumbra, queda aturdido, él que vivía en la semioscuridad. Ahora, iluminado por esa Luz, se da cuenta de su insignificancia. Se da cuenta de que existe una Mente Superior, otro YO que lo observa y lo ve tal como realmente es, por muchas máscaras que se haya puesto y por muchos papeles que haya interpretado.
El pequeño yo se siente inseguro, no sabe cuál es ahora su papel e intenta sobresalir siempre que puede. Se rebela, no quiere aceptar que él ya no es el número uno. 
Pero con el paso del tiempo, iluminado por esta Luz, se da cuenta que tiene que ponerse al servicio del verdadero YO, entrar en síntesis con él. Esta es su nueva misión y se siente bien en ella.
Con esta claridad, permite que la  inteligencia de la Mente Superior gobierne.
Entonces ve, sorprendido, como aparece la PAZ.


En los momentos en que conectamos con nuestro Ser interior, cuando vivimos el momento presente, cuando somos autoconscientes, es cuando realmente nos percatamos de que existe el verdadero YO, el que observa, que mira, que ve... que toma distancia de los pensamientos que vienen y van. Que se siente UNO con el TODO.
Cuando “abrimos la ventana” y somos iluminados por la LUZ, nos volvemos conscientes. Cuando somos conscientes actuamos correctamente, con respeto y amor hacia nosotros y los demás.
En  meditación podemos comprender esa LUZ  gracias a nuestro Ángel Solar, un Ser radiante que nos acompaña en nuestras múltiples existencias, que nos habla sin palabras, que nos inspira y arropa.
Y así vamos evolucionando de vida en vida, como seres espirituales que somos, viviendo en cuerpos humanos.