El Antiguo Comentario

El Antiguo Comentario

Festival de Wesak: Tauro

Buddha - Jan de Kok



Festival de Wesak: Tauro
El Festival de Buda



Wesak marca el punto más elevado del año espiritual cuando las fuerzas de iluminación asociadas con el Buda se vierten en nuestro planeta.
El Festival de Wesak es conocido generalmente como el Festival de Buda. En una leyenda rica en imágenes se dice que en el momento exacto de la luna llena de Tauro, Él hace su aparición anualmente en un valle aislado en algún lugar del Himalaya. Aparece por un breve período y preside una ceremonia con agua ante su gran hermano, el Cristo, en la que adeptos y discípulos están reunidos.
La potencia de la presencia del Buda es tal que no puede permanecer durante mucho tiempo ante el grupo reunido. El momento de su aproximación se caracteriza por un gran Silencio, rebosante de vitalidad y significado. La bendición del Buda, aminorada por el Cristo, es irradiada a través de esta reunión y en todo el mundo.
Durante este elevado punto del año nuestro gran servicio consiste en prepararnos espiritualmente, para recibir la energía que se vierte en la humanidad y mantener la conexión interna en la vida diaria, visualizándonos como un canal puro de luz alineado con la nota clave de Tauro: “Veo, y cuando el ojo está abierto, todo se ilumina”. Ante nosotros permanecen las metas de “ver claramente, pura voluntad gozosa y muerte de los deseos de la personalidad”, y a medida que se alcanzan progresivamente estos objetivos, resulta posible vivir conscientemente dentro del aura del grupo espiritual al cual nuestra alma pertenece.
El Festival de Wesak es verdaderamente un esfuerzo grupal, una aspiración acumulada de ser parte de la cadena de la Jerarquía –un gran imán cósmico– a través del cual la oleada de energía espiritual desde Tauro, y desde el Buda, puede fluir a los corazones y a las mentes humanas, unificando, elevando y revelando la realidad del reino de Dios.


Más información en: La Leyenda de Wesak

SOL EN TAURO 2018







El Poder de Voluntad de Amor

        Cada año, en el momento culminante de la Luna llena de Tauro y durante ocho minutos, Buda, cumpliendo su promesa, retorna a la Humanidad como mensajero del Propósito cargado  del inmenso ‘Poder de la Voluntad de Amor’.

        Este Propósito, cargado de la Voluntad poderosa de Amor, irradia “desde el Centro donde la Voluntad de Dios es conocida”. En el tiempo-espacio, surge de una estrella aún desconocida de la constelación Osa Mayor.

Esta Voluntad divina es atraída por el poderoso magnetismo del “Punto de Amor en el Corazón de Dios” situado en la constelación binaria de Sirio, sede de la Gran Hermandad blanca. También es desde Sirio de dónde llegan al planeta Tierra los Grandes Avatares enviados por el Consejo de Shambala.

Este Poder de la Voluntad divina se hace creativo mediante la Inteligencia activa divina irradiado “desde el Punto de Luz en la Mente de Dios. Su Fuente se encuentra  en la constelación de las Pléyades.



Tauro, del Rayo IV, Armonía y Belleza

Cada año, también en ocasión del Festival de Wesak, otro aspecto del inmenso Poder del Propósito divino se revela. El gran Señor Buda aprovecha  el hecho de que el Sol está bajo la influencia de la constelación de Tauro, que rige la cualidad del Alma cósmica,  “Armonía y Belleza más allá del Conflicto”, provocado por la dualidad de la existencia.  Esta cualidad cósmica del Rayo IV saca Su dinámica del Poder de Síntesis, irradiada por un gran Ser cósmico llamado ‘el Observador Silencioso’. Este Poder de Síntesis permite a Buda, pasando por el brillante  Logos solar,  por Sofía y su Ashram venusiano y Vulcano el poderoso, que se acerque al planeta Gaia, la Tierra.



Un evento actual, cada año y durante 8 minutos

Luna llena de Tauro - Festival de Wesak
    
          Por un acto  solemne de cooperación, el gran Señor Buda se pone por unos momentos cara a cara con su Hermano, el gran Señor Cristo, el Arcángel solar de más alto nivel, el Maestro de los Maestros y de los Ángeles. Y, como una lluvia dulce y generosa, el gesto de bendición de Buda precipita el Agua ígnea Acuariana. Es el Agua del mundo intuitivo, el Agua cargada del gran Propósito de Acuario, que debe GUIAR la Raza de los Hombres durante el tercer y  cuarto milenio.

Así pues, el Festival de Wesak no es un acto conmemorativo. Es un evento actual trascendente. Es el real descenso de Buda durante 8 minutos el lunes 30 de Abril a las 00:58 GMT, en el elevado valle de Wesak, parte del lejano monte himaláyico de Kailash.



El encuentro divino de Buda y Cristo

       Buda viene a nosotros desde las dimensiones macrocósmicas astrales. El evento ocurre en las altas capas etéricas del Valle de Wesak. Su descenso termina justo encima de Su Hermano divino, el Gran Señor Cristo. Buda focaliza poderosamente Su atención en Él. Imprime, a través de Cristo, nuevas visiones acuarianas en la mente de los Seres humanos. Fortalece las buenas voluntades y las conforma con la Voluntad de Bien. Carga a la Raza humana de “voluntad espiritual más fuerte y con más autoridad”. Su bendición es pura Energía de Vida. Transforma la Voluntad de Bien en buena Voluntad humana. El momento culminante del sagrado Encuentro llega, cuando el Cristo entona la Gran Invocación.  Por la receptividad y el silencio activo  de la Asamblea de los Maestros y peregrinos, que esta invocación  ha suscitado, se vitalizará poderosamente la nota-clave, que seguirá resonando durante todo el signo de Tauro:

“Veo, y cuando el ojo está abierto, todo es Luz”

El trabajo de Cristo en Jesús no estaba terminado. Su Presencia tiene que volver para realizar el siguiente paso de la evolución humana: “despertar definitivamente el aspecto  Conciencia espiritual del eterno Núcleo de Fuego del planeta, de cada Ser humano y de cada ser vivo de la tierra.”

         Estos dos grandes Hermanos nos piden que participemos inteligente y subjetivamente en esta toma de conciencia espiritual.



El desarrollo de nuestra Conciencia divina ya no puede ser automático como lo fue nuestra evolución iniciática en el pasado. Nos incitan con fervor a despertar activamente nuestra imaginación, a aprender a ser receptivos a la intuición compartida desde el Alma por nuestro Ángel Solar. 
       Las Existencias de Buda y Cristo nos han dado la prueba de que cada Ser humano es capaz de desarrollar Su propio Buda o Cristo interior, para que  manifieste, a través de Él, Su divinidad.

Buda y Cristo nos invitan a que vayamos más en profundidad al interior de nosotros mismos, donde mora la Fuente de nuestra divinidad, ‘el Eterno Núcleo de Fuego interior’. Es tomando este Camino interno, que nos será revelado el sentido auténtico de la nota-clave de Tauro:

“Veo, y cuando el ojo está abierto, todo es Luz”



El Observador silencioso

           Por encima de este extraordinario encuentro de dos grandes Hermanos en el valle himaláyico de Wesak, la Gran Vida cósmica, ‘el Observador silencioso’ custodia el destino de nuestro precioso planeta azul Gaia. Es conocido como ‘el Avatar de Síntesis, el Espíritu de la Paz’. Inspirado por la Inteligencia activa (Rayo III) de la divina Sofía, irradiando su Sabiduría desde el 'eterno Núcleo de Fuego galáctico', el Observador silencioso da información a la Vida del planeta y ‘mantiene el mundo dentro de Su aura’. Helena Blavatsky lo llama ‘el sin Nombre’, el ‘Iniciador’. Guarda  en su conciencia el terrible secreto, que hace que nuestro planeta se llame ‘la esfera de sufrimiento’. Con todos los horrores que nuestro planeta está sufriendo en estos tiempos, hace falta que recordemos este hecho cósmico. No estamos solos, no estamos abandonados o sin ayuda
Dice el Maestro Djwhal Khul:

            “Es literalmente cierto, en un sentido oculto, que ni un pajarito se cae del cielo sin que su caída no sea notada”


Buda experimentó agudamente esta esfera de sufrimiento. Sin parar buscaba el por qué. Observó que el Ser humano se ve como un Ser separado. Sin embargo, la Vida es una. Por eso, todo lo que separa provoca el sufrir. La Vida, el Ser, no se destruye, enseña Buda, sólo la existencia. Si somos profundamente conscientes de eso, nos transmutamos en Vida eterna, que ‘no ha nacido, ni muere jamás’. El Cristo también  enseñó sin cesar que no olvidemos nuestra eterna esencia divina, nuestra Vida una:       

“...que no olvidéis, vosotros sois dioses.”

            Cuando realizamos esta toma de Conciencia divina, el Fuego del Mental humano transmuta el deseo de Tauro en un láser de pura y clara Energía espiritual,  irradiando la ‘Armonía y Belleza’ del Rayo IV. Realizará la FUSIÓN de los polos opuestos y el Ojo único nacerá. El Cristo, enseñando, lo confirma firmemente:

“Cuando tu ojo es uno, todo tu cuerpo está lleno de Luz”



El deseo de la Humanidad y la meditación de grupo

La motivación del deseo de Tauro, en cuanto al futuro, es inseguro. No se sabe si la Humanidad elegirá el camino de las direcciones espirituales o más bien materialistas.

Todos los Servidores del Mundo, inspirados por el poder iluminador de Tauro, se esfuerzan en aclarar el deseo de dirección de la Humanidad. Saben que sólo un cambio de conciencia puede suscitar la trasmutación del deseo en aspiración espiritual.

    Son las formas de pensamiento creadas en las meditaciones de grupo, las que magnetizarán las Energías espirituales. Éstas se plasmarán en cualidades conforme a los seis Rayos de las Grandes Vidas cósmicas.

      
       Especialmente, durante este signo de Tauro y la celebración del festival de Wesak, el Poder, llevado por el Gran Buda, impulsa el crecimiento del   Rayo IV de ‘la Armonía y la Belleza’ reconciliando los opuestos. La conciencia colectiva de la Humanidad lo registra y aprecia como deseable  para su labor de civilización.



Algo más amplio... la Fusión


            Durante el festival de Wesak, formamos parte de algo  mucho más amplio que lo que nuestras mentes puedan abarcar. Somos inmersos en un campo energético de una amplitud inconcebible. Cuando, por la meditación, realizamos esta absorción, se revela el profundo sentido de la nota clave de Tauro:

“Veo, y cuando el Ojo está abierto, todo es Luz”

            Estas palabras invocan el despertar del ‘tercer Ojo’ del Ser humano. Cuando, en su ‘Punto medio’, cerca de la glándula pineal, la Energía mental eléctrica se transforma en Fuego por su FUSIÓN con el Fuego Solar del  Ángel Solar, el ‘tercer Ojo’ se abre y ve nuevas visiones, que vienen de otros mundos.

            Este despertar a nuevos mundos es simbolizado por el ceremonial de Wesak realizando la FUSIÓN de la Esencia de los dos Hermanos divinos.

Buda aporta el toque del ‘eterno Núcleo de Fuego interior’ de donde surge el Poder de la Voluntad  espiritual.

El Cristo aporta el toque de la Jerarquía espiritual, el magnetismo de la Energía de Amor. En Él, por la poderosa acción de la Energía de Síntesis emitida por el ‘Observador Silencioso’, estas dos energías divinas se confunden.



Maitreya, 'El que viene'

        
           El Cristo distribuirá con abundancia a la Humanidad este ‘arco iris’ de Energías fusionadas en la próxima Luna llena de Géminis. Esta emisión diferida se refiere al hecho de que la labor de Cristo en nuestros tiempos, aún no está terminada. Por eso, los Judíos, los Cristianos, los Musulmanes, así como los Budistas e Hindúes esperan el retorno de ‘El que viene’. Es el Gran Avatar en camino desde Sirio, la sede de la Hermandad blanca.
           Nos dice Buda: 
“No soy el primer  Buda, que vino a la tierra. Tampoco seré el último. En tiempos idóneos, otro Buda aparecerá en el Mundo, un Ser sagrado, un Ser supremamente iluminado... Lo conoceremos como Maitreya, lo que significa ‘lleno de benevolencia”



Las vestiduras de 'El que viene'

            El encuentro de Buda y Cristo es más que una asociación. Es UNA FUSIÓN DE CONCIENCIA de dos entidades Celestiales.


 El Maestro D.K. nos explica:
"Hay una leyenda oriental que cuenta que Buda quiso prestar servicio al Cristo. Cuando Buda llegó a la iluminación, pensó en la venida de Su Hermano, el Cristo preparado por el Gran Servicio. Para ayudarle, le regaló Sus propias ‘vestiduras’, que guardaba en un lugar seguro. Contienen la totalidad de Sus conocimientos y pensamientos. Estas vestiduras serán asumidas por ‘El que viene’ como complemento de sus propias vestiduras tejidas con sus talentos de Maestro de Enseñanza y Curación. Este conjunto de ornamentos servirán de ‘vestidura de Gloria’ para la Segunda Venida de Él, que será el Maestro único del Oriente como del Occidente".


Una misión no acabada

            Cristo no pudo terminar Su trabajo durante Su primera venida. Su labor necesitaba el consenso y la libre cooperación de los Seres humanos. La ‘Gran Invocación’ es una expresión del deseo de esta libre cooperación y libre consenso. Invoca arduamente ‘El que viene con Luz, Amor y Poder’.

            En nombre de los que no tienen ni voz, ni visión, que el Fuego de nuestra profunda convicción magnetice nuestras meditaciones. Que cree el Deseo de Fusión, el Consenso subjetivo. Que haga arder el Fuego sagrado del ESPÍRITU DE SERVICIO. Que despeje la Vía real de la Segunda Venida.

oOo

¡Que el Espíritu de Wesak Os acompañe en vuestras meditaciones!!



                                                                                                                      William
wvanmarsenille@yahoo.es

Quiero meditar y no lo consigo




Nuestra pequeña voluntad personal
es muy limitada

         Si decido dormir, tengo que hacer una serie de acciones físicas previas: Apagar la TV, lavarme los dientes, ir a mi habitación, desvestirme, acostarme confortablemente y ESPERAR que venga el sueño. Curiosamente, cuanto más deseo dormirme, menos rápido vendrá el sueño. Sí… la pequeña voluntad es muy limitada. No puede decidir que llegue el sueño. Viene por si solo. Pasa lo mismo cuando queremos meditar.


Night of Mystic - Rassouli



Entrar en meditación es tomar
medidas previas muy concretas 

       El verbo ‘meditar’ proviene del latín ‘meditari’, tomar "medi-das". El que desea meditar necesita tomar medidas adecuadas para entrar en un estado de atención concentrada. La atención es una mirada dirigida del observador humano para entrar en contacto con algo exterior o interior a sí mismo. Además, añade la Tradición inmemorial, esta mirada dirigida es un canal, por el cual corre el ‘Fluido de Amor solar’. Posee la virtud de animar y vivificar lo que es considerado atentamente.
         En el mundo del Agni Yoga, el Yoga del Fuego, el meditador busca descubrir y entrar en empatía profunda con Sí mismo, esta Fuente de Vida interior, que suscita su existencia mediante la personalidad. Es un Núcleo de Fuego mágico, Vida divina, el foco céntrico del ‘macro-átomo’, como enseña la Tradición inmemorial, que estructura la apariencia de cada Ser humano.
            Para acercarse y luego entrar en estado de empatía profunda y fusión con esta Fuente de Vida divina, este Fuego mágico, el observador necesita, como para ir a dormir, todo un ritual. Son gestos muy físicos y concretos. Ponen, poco a poco, el físico, la sensibilidad y el mental del meditador en un estado de atención y sensibilidad tal, que aparece otro mundo. Es muy sutil, nunca experimentado hasta ahora. Expande cualidades y virtudes. El observador concentrado y atento siente que surgen de un misterioso e invisible foco interior central. Rápidamente descubre, que son fuerzas creadoras responsables de su existencia. Entrar en contacto con ellas, ¡es fabuloso!



 Los gestos concretos
   que producen una empatía profunda

· El primer gesto concreto consiste en cerrar los ojos.
         La Tradición inmemorial nos enseña que no tenemos 5, sino 10 sentidos. 5 sentidos, que nos permiten entrar en contacto con el mundo exterior y 5 sentidos sutiles, que nos permiten ver, sentir, oír, saborear y oler fenómenos del mundo interior humano y que los sentidos dirigidos hacia el exterior no pueden percibir. Es por eso que el meditador cierra los ojos. Quiere experimentar la realidad de su mundo interior incluido lo extra sensorial.

· El gesto concreto siguiente es la observación de la respiración.      
          Lo más fácil para concentrarse sobre las cosas interiores es, en primer lugar, observar lo que se mueve, p.ej.: el movimiento respiratorio. El observador intenta sentir, observándolo, cuál es su ritmo natural en estado de reposo. Lo constata atentamente. Intenta no intervenir en este ritmo, intenta ‘no actuar’, dice la Tradición. Si puede mantener su atención, constatará que a cada exhalación se siente más relajado, que se apacigua y que el ritmo respiratorio ralentiza… ya es un primer paso del ritual concreto, que conduce al observador hacia el estado meditativo.

· Ahora el gesto  físico consiste en perfeccionar el movimiento respiratorio.
         En general respiramos muy mal. Sólo inflamos la parte superior del pecho, lo que provoca una tensión al nivel del plexo solar. La circulación normal del fluido vital es restringida. Además, este bloqueo aumenta cuando estamos preocupados o nerviosos. A veces, debido a la tensión nerviosa, la respiración se hace a sacudidas al nivel de las clavículas.
Para asegurarse que la respiración sea completa y tranquila, el observador para meditar va a concentrar su atención en la parte superior de su abdomen. Para hacerlo baja ligeramente el mentón. Este pequeño gesto físico ayuda a la mirada interior a concentrarse allí. Su atención incita al abdomen a inflarse activamente y cada vez con más lentitud. Constata que, este movimiento provoca desde abajo una inhalación natural perfecta. Por este gesto muy físico, el observador restablece la amplitud normal del movimiento respiratorio. La región del plexo solar se relaja rápidamente y, a cada exhalación, siente como la energía corporal circula mejor. Respirando adecuadamente, la relajación se instala sin ningún esfuerzo voluntario. Además, la observación concentrada de la respiración ayuda al observador-meditador a liberarse de la infiltración de pensamientos suscitados por sus numerosas preocupaciones. Siente que, cuando lo distraen, la respiración pierde su fluidez. Se interrumpe automáticamente la tendencia hacia el estado de meditación.

· Observando la respiración, nacen nuevas sensaciones físicas
         Al inhalar atentamente, el observador siente como la frescura del aire nuevo lo invade. Le da una sensación de bienestar y muchas veces, dice la tradición, hace nacer ‘la sonrisa de Buda’. Al exhalar, la frescura se transmuta en una energía calurosa y suave, que se expande poco a poco en todo el cuerpo. Relaja maravillosamente. Es como la sensación de un nutrimiento, que apacigua el hambre. Al seguir observando con atención durante un cierto tiempo, se siente cómo las sensaciones de bienestar y relajación profundizan. El observador está acercándose, poco a poco, al estado puro de meditación. Es el momento de la ‘respiración profunda’.

· Viene el momento del movimiento físico de la ‘Respiración profunda’
         La respiración, que el meditador ha perfeccionado y experimentado sin variar el ritmo natural, permite ahora el gesto concentrado de la ‘Respiración profunda’. Es un acto de voluntad creativa. Se llama en la ciencia del pranayama la ‘respiración en cuadrado’. Tiene 4 momentos bien definidos: inhalar, suspensión superior, exhalar y suspensión inferior:
1.     El momento físico de ‘inhalar’
El movimiento de inhalar sostiene al observador concentrado en dirigir su mirada. Ayuda la intención de su observación a realizar con precisión una inhalación profunda. El observador lo hace, inflando el abdomen muy lentamente y lo más en profundidad posible, hasta que llega a un momento de suspensión respiratoria.
2.     El momento físico de ‘suspensión superior’.
Antes de exhalar, siempre hay un micro momento de suspensión. Haciendo la ‘respiración profunda’ este momento se amplifica y prolonga. Es un momento de atención tensa y sutil y, enseña la Tradición inmemorial, sagrado. Permite al meditador ponerse en estado de receptividad o EMPATÍA intensa con la realidad de un mundo, más allá de la percepción ‘normal’. Es útil alargar este momento. Los yoguis del extremo Oriente pueden prolongarlo durante mucho tiempo. Es en este estado de suspensión, durante el cual los sentidos sutiles van a actuar con plenitud de conciencia. Permiten al observador escuchar, sentir, ver y vivir experiencias inéditas y fuera de lo común. Luego, durante la exhalación, que será lenta y suave, el observador asimilará los efectos de estos extraordinarios instantes de empatía.
3.     El momento físico de ‘exhalar’
Pone en relieve los efectos de la vivencia interior realizada con los sentidos sutiles al momento de suspensión sagrada superior. Durante este movimiento de exhalar, el observador se da cuenta que está viviendo una nueva experiencia. Está cambiando la manera de ver su existencia. Aparece el deseo de utilizar la riqueza de esta vivencia consciente de su mundo interior como medio de perfeccionamiento.
4.     El momento físico de ‘suspensión inferior’
El observador-meditador se hace consciente de su nueva sensibilidad. Adquiere la conciencia de la realidad de ‘otro mundo’. Nace una comprensión diferente de sí mismo. Aparecen nuevas posibilidades que, nunca hubiese podido imaginar. Descubre que su ‘Respiración profunda’ es una herramienta fabulosa de auto conocimiento. Decide usarla para descubrir, lo que realmente ‘ES’. Está descubriendo lo que significa ‘YO SOY ESE Y ESE SOY YO’, Su Vida divina interior, Fuente creadora de su existencia, que expresa la personalidad.


Moment in Eternity - Rassouli


·Las respiraciones naturales físicas consecutivas continúan la obra
Las respiraciones de ritmo natural consecutivas a la ‘Respiración profunda’ procuran la oportunidad de analizar y asimilar más en profundidad esta toma de conciencia totalmente nueva de lo que ‘ES’. Continuarán el mismo trabajo experimental, porque poseen, a una escala menor, las mismas características.

Nota: El meditador practicará la ‘Respiración profunda’ solo una o dos veces. La renovará a cada episodio nuevo del camino meditativo. Eso para evitar la hiper ventilación respiratoria.

·El nacer de un Ser humano diferente
Aplicando el método realmente físico de la ‘Respiración profunda’, el observador atento constata, que la amplitud de este movimiento respiratorio lo deja entrar, como por milagro, en este estado de meditación tan anhelado y que ha buscado obtener tantas veces en vano para experimentar, según la enseñanza de la Tradición inmemorial, lo que realmente significa SER.
Vivirá, inhalando profundamente y con lentitud, ser atraído al centro de sí mismo. Al punto culminante de la inhalación, sentirá que se instala la inactividad, el ‘no actuar’ de la suspensión respiratoria. El meditador está en estado de alerta y de perfecta empatía, al máximo de su concentración.
En un primer momento experimentará, en lo más profundo de sí mismo, un misterioso vacío. A veces eso crea una cierta angustia y al mismo tiempo fascina. Luego, a la exhalación, que sigue con mucha atención, experimentará, no solamente una benéfica relajación, pero también, ¡oh sorpresa!, una radiación energética vigorizante, que parece surgir de este vacío en el centro de sí mismo. Y eso ¡es una experiencia inolvidable!! El meditador descubre que su vitalidad surge de una fuente, un foco en el centro de su cuerpo. ¿Pero… qué sentido podemos dar a esta misteriosa sensación?

· Las aclaraciones del ‘Antiguo Comentario’
El Antiguo Comentario es uno de los documentos más antiguos de la Tradición inmemorial. Nos enseña, a propósito de la estructura ‘atómica’ de la Personalidad humana:

“El eterno Núcleo de Fuego se oculta a Sí mismo.
Sólo es conocido a través de la irradiación
y por aquello que irradia.”

Esta sencilla frase explica muchas cosas.
Un ‘eterno Núcleo de Fuego’… ¿Es Él quien origina esta misteriosa irradiación calurosa, que el meditador adivina, cuando observa atentamente el momento de exhalación? Pues entonces, ¿hay un foco de ¡Fuego! en el centro de uno mismo…?
Y, este ‘eterno Núcleo de Fuego se oculta a Sí mismo’, dice el Antiguo Comentario. ¿Puede eso explicar el vacío extraño, que el meditador experimenta en el momento de la suspensión respiratoria vivida con empatía?
Sin embargo, si este ‘Núcleo de Fuego’ es oculto ¿cómo puede ser conocido? Otra vez el Antiguo Comentario da la respuesta: ‘Es conocido a través de la irradiación’. Si el meditador, cuando su atención es concentrada, experimenta la ‘calurosa irradiación’, que acompaña a la exhalación, entonces ¡conoce y tiene la PRUEBA de la misteriosa Presencia escondida en el centro de sí mismo!! Tiene la prueba de la Presencia de lo que la Tradición inmemorial enseña ser un eterno Núcleo de Fuego interior’. La práctica concentrada de la meditación del Agni Yoga, el Yoga del Fuego, corroborará cada vez con más precisión este fabuloso descubrimiento.
 Esta concreción de lo que estaba en abstracto, a veces sólo teórico, cambia toda la manera de conocerse a sí mismo. Hace surgir un nuevo paradigma de auto conocimiento. La Fuente creadora no proviene de un Poder ‘exterior’. El Ser humano se vuelve totalmente responsable de Sí mismo. Tiene a Su disposición su propio Poder, que es divino.
¿Divino? Sí, el Núcleo de Fuego interior es ‘eterno’, proclama el Antiguo comentario. Es decir que ¿no ha nacido y nunca morirá?… Pero, eso es un atributo de lo divino. ¿Sería el Ser humano de naturaleza divina?
Y el Antiguo Comentario continúa insistiendo. Añade que, ¡sí!, el Ser humano puede conocer el ‘eterno Núcleo de Fuego, que se oculta a Sí mismo’, ¡‘por aquello que irradia’!!
¿Qué irradia, el Fuego? El mundo físico lo pone en evidencia. El astro solar, p. ej.: irradia la luz, el calor y el poder que sostiene la vida biológica. Así pues, el Fuego interior humano también irradia las mismas cualidades creativas de la luz de Su inteligencia creativa, el calor de Su amor y el poder, el cual realiza el desarrollo y la perfección de su existencia.  
Considerando la naturaleza de este estado del Ser, la Tradición inmemorial profundiza enseñándonos además, que este eterno Núcleo de Fuego interior humano es parte integral de la esencialidad divina del eterno Núcleo de Fuego cósmico’. Es una proyección holográfica perfecta de lo más grande, diría la ciencia moderna.



Temple of Silence - Rassouli


Así pues, concluimos

         La descripción de este ritual meditativo, realizado con gestos físicos concretos, nos deja entrever, que nuestros mundos familiares de las tres dimensiones: físico denso, emocional-sensible y mental, son capaces de entrar en contacto con otro mundo, dicho de ‘cuarta dimensión’, el mundo del Espíritu, aunque sea considerado ‘extra sensorial’. Es a causa de que el extra sensorial parece inaccesible, que mucha gente ignora e incluso niega su existencia.
         La mente concreta y los gestos físicos son capaces de construir un puente entre los 2 mundos, físico y espiritual, aparentemente contradictorios e, incluso hacer que fusionen. La herramienta mágica para realizarlo es la intención o atención concentrada humana. Lo es por dos motivos:
En primer lugar, cuando la concentración mental es realmente activa y concentrada, la observación, sostenida por los gestos físicos y concretos, impide el surgir de las preocupaciones que el pensar no cesa de fabricar.  No se puede a la vez estar muy atento a algo y pensar en otra cosa diferente. Estas actividades se eliminan entre sí. El pensar, pues, es muy peligroso. Puede aniquilar en una fracción de segundo todo el proceso de interiorización emprendido por la atención concentrada. Y, a veces es irrecuperable…
-         ¿Hay que luchar firmemente contra el pensar, pues?
-         Tal lucha no sirve. No sólo hace falta mantener, sino aumentar, la intensidad de la observación concentrada. Esto sí es muy eficaz.
En segundo lugar, la Tradición inmemorial nos invita a ser conscientes de la cualidad de la atención concentrada. Es más que una mirada mental. Es una concentración, que conlleva el ‘fluido de Amor solar’ puesto a disposición por el Ángel Solar que, desde tiempos inmemoriales, acompaña a cada Ser humano en la búsqueda de Su desarrollo. Hoy en día diríamos que es un láser de energía animadora y estimuladora. Es capaz de elevar las vibraciones existenciales de nuestros gestos físicos concretos, hasta que entren en consonancia y empatía con las vibraciones poderosas del Espíritu. Eso permite que las cualidades creativas del mundo espiritual puedan ser asimiladas y aplicadas en el mundo de la apariencia física.
         Es el sentido profundo y la meta de toda actividad meditativa real. ¡Provoca milagros!!!

                                                                       William