El Antiguo Comentario

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SOL EN ACUARIO 2018






"Dame un poco de agua"

         Hay en el Nuevo Testamento un bello relato de Jesús. El evangelio (Juan, 4) nos cuenta que, cansado del viaje,se sentó al borde de un pozo. En eso, una mujer de Samaria (no judía) llegó a sacar agua. Jesús empezó a dialogar con ella:
       -  Dame un poco de agua.
  - Cómo es que me pides agua a mí, que soy samaritana?
  - No sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú me pedirías agua y yo te daría el agua que da vida... Quien bebe el agua que Yo le dé, jamás tendrá sed, sino que habrá en él el agua que brota hacia la Vida eterna.


Christ and the Woman of Samaria - Giovanni Franceso Barbieri (1640)

Cristo, el Acuariano

Los escritos esotéricos llaman a Cristo  El Acuariano’. Es Él el que infunde la ‘Vida más abundante’ en la Gran Madre Gaia-Sofía durante la Era de Acuario. Es ‘El que viene’. Desde dentro a fuera,  expandirá más abundantemente la vitalidad biológica divina generada por la Sabiduría de Gaia-Sofía. Desde dentro Su irradiación acuariana hará inagotable la energía biológica, con la cual Gaia-Sofía vivifica a los Seres humanos. Sin parar, Su Amor hará más amplio el campo  de Conciencia humana para que entre en dimensiones nuevas. Al opuesto, la energía existencial sólo usada de por sí, se limitará, se desperdiciará muy pronto y su campo de conciencia se encogerá.

El Fuego líquido acuariano

El Agua de Vida acuariana es energía eléctrica. Es FUEGO LÍQUIDO, BIOLOGÍA VIVENCIAL.  Arde y quema las limitaciones de tiempo y espacio. Abre la conciencia a la divina Eternidad. Dijo el Acuariano a la samaritana: “Quien bebe del agua que Yo le dé, jamás tendrá sed, sino  que habrá en él el agua que brota hacia la Vida eterna.”.  El Cristo habla del Agua, que brota desde la hondura de la Vida del Eterno Núcleo de Fuego interior’ del Ser humano. Este ‘Núcleo de Fuego’, muchos ya lo llaman mi más profunda intimidad, la Fuente divina de mi propio pozo interior, El que Yo Soy. Al borde de este pozo está sentado el Cristo. La meditación nos hace intuir que tenemos que beber de Su Agua. Vislumbramos que tenemos que ofrecerle el cáliz de nuestra Existencia corporal, hecho con la vibración de vida biológica  más pura de Gaia-Sofía y aceptar que llene este cáliz con ‘el Agua de la Vida eterna’ brotando del manantial sagrado de nuestro ‘eterno Núcleo de Fuego interior’.

Aquarius Constellation


A la búsqueda del Manantial

 El meditador sigue el misterioso camino interior, que le conducirá a su divino manantial. Por eso, eleva  la atención hacia Su Punto medio mental, luego  hacia el Ángel Solar para, con Él, hundirse  en su ‘Intimidad’ interior, donde  brota el Fluido de Amor del ‘Acuariano’, el Maestro de los Maestros y de los Ángeles.  Ahí, por la radiación de nuestra intimidad profunda, nuestro divino Núcleo de Fuego, y por la magia de nuestro Ángel Solar, los elementos Tierra, Agua y Fuego de Gaia-Sofía se mezclan con Su Elemento Aire inspirando al humano desde el Alma. Permite que al meditador  le sea ofrecido, por fin, el Fuego líquido acuariano de la Presencia, el Fuego de Vida que ‘Yo Soy’. El meditador experimenta que es pura Fuerza mágica. Expande Su conciencia. Ahora puede, inspirado por Lo Nuevo, crear Belleza, Verdad y Bondad. Ningún poder oscuro en el mundo podrá resistir el ardor pacífico de este Nuevo Fuego líquido.


Subiendo a la Habitación superior

Durante dos milenios nuestro Sistema solar se quedará bajo la tutela del Gran Acuariano. El influjo de Su Energía será el factor condicionante principal de esta Era nueva. Surgirá poderosamente de nuestro 'eterno Núcleo de Fuego interior', que la sabia Sofía reflejará mediante el Alma para iluminar nuestra apariencia.
Los grupos de meditación, especialmente durante este mes acuariano de febrero, concentrarán y elevarán su atención. Pondrán Su existencia  en consonancia con la frecuencia de esta poderosísima nueva Energía creadora. Verán abrirse el Camino hacia ‘el Hogar del Padre’. Ahí mora la Presencia, la manifestación primigenia del ‘eterno Núcleo de Fuego interior’. Seguirán al Ángel Solar, ‘el aguador llevando la cántara’. Subirán  a la Habitación superior, el nivel donde la mente abstracta puede fusionar con el Conocimiento intuitivo del Alma. Participarán en la cena de la Vida más abundante de Gaia-Sofía animada por nuestro Cristo interior. Manifestarán por Su fuego eléctrico una mayor iluminación. Poseerán una tremenda Fuerza de Coherencia y Síntesis. Y este trabajo, especialmente en el tiempo de hoy tumultuosamente desorientado,  repercutirá en todas las naciones y religiones.


El Haz de Luz del Gran Ser acuariano

El Haz de Luz del Gran Ser Acuariano, especialmente ahora, ilumina y limpia el sendero interior de todo Ser humano, que busca el camino hacia el Misterio de Su propia Fuente de Fuego líquido. Este Haz de Luz es nuevo y potente. Integra los Rayos V, II, y VII.

AQUARIUS - Peter Fich


I.
El quinto Rayo
Un Rayo purificador

Este Quinto Rayo constituye la cualidad  más llamativa de la Fuerza acuariana. Es uno de los Rayos difractados por la constelación de las Pléyades parte del zodíaco mayor. Nos explica el Maestro DK:
“Es un Ser de intensísima Luz espiritual... Mediante su cualidad de mente superior, este Rayo forma un canal puro para verter la Voluntad divina.”.

Un Rayo purificador

En relación con la Raza humana, Su papel es amplio. Purifica del mismo modo que Hércules, limpia ‘los establos de Augías’, el pequeño yo inventado por nuestro mental concreto, lleno de pensamientos materialistas, de separatismo, racismo, mentiras, prejuicios, supersticiones e incluso, de muchos impulsos de odio y venganza...

Una limpieza hercúlea

Desde su fuente, el eterno Núcleo de Fuego interior’ humano, afluyen los dos ríos energéticos: uno afluyendo el Poder animador crístico, el otro la Inteligencia creativa de Sofía la Sabia, encarnada en Gaia. Cuando sus aguas se juntan atraídas y dirigidas por la atención concentrada del meditador, atraen el  flujo de Agua purificadora derramada por el gran Señor Acuario. La fusión de esta triple corriente  forma un torrente de Fuego líquido. Por la Atención del Observador humano dirigida hacia la Realidad interior, el no-yo, emanación del Eterno Núcleo de Fuego humano, atraviesa "los establos" de la mente concreta y realiza la tarea hercúlea de limpieza, que la Personalidad nunca ha podido efectuar con tanto ímpetu. Igual que Hércules, el meditador no lucha contra los escombros paleando, removiendo y amontonando. Sin esfuerzo físico ni moral, la poderosa corriente del Fuego líquido acuariano elimina la suciedad acumulada por la Personalidad durante tantas existencias.



 II.
El segundo Rayo
'El que viene'


SIRIUS - Peter Fich
Bajo la poderosa influencia de la Ley de Atracción y Radioactividad del Rayo II de Amor puro, Acuario nos regala la divina FUERZA de SÍNTESIS. Sirio, la brillantísima estrella binaria del Zodíaco mayor, la sede de la Gran Hermandad Blanca, focaliza este Rayo II y Su Fuerza de Síntesis. Desde esta sede espiritual radiante proceden todos los grandes avatares. Así, el avatar cósmico Cristo, el Acuariano, El que viene por segunda vez’, está acercándose a la Gran Madre Gaia-Sofía. Está a punto de reaparecer. Iluminará, desde dentro hacia fuera. El Planeta y cada Ser humano transparentarán Su nueva y luminiscente Fuerza de Síntesis. Se producirá por fin, esperanza de gloria, la maravillosa metamorfosis divina.
Hablando del Cristo cósmico, dice el Maestro DK:

“Es el Representante de la Humanidad y del Segundo Rayo divino. Después de Su reaparición y durante toda la Era acuariana, hará patente dentro de Sí la fusión de cualidades mayores tales como la fusión de la buena voluntad y la Voluntad de Bien, la fusión del Amor y la Sabiduría, la fusión de las energías de Piscis y Acuario.” 

Por esta Fuerza de Fusión, el Cristo está ya, hoy en día, realizando la fusión del Hijo Antropos (ἄνθρωπος) con Su Gran Madre, Sofía la Sabia. Está abriendo también el Camino para el Avatar más grande que debe venir, el Gran Señor de Síntesis.



III.
El séptimo Rayo
Los magos blancos


Por su brillo magnético, el Gran Ser puro de Acuario atrae también el Rayo VII de ‘la Magia y del Orden Ceremonial’. Por la alquimia de Gaia-Sofía, este Rayo VII plasma el Propósito singular 'Antropos' concebido por la Deidad nuclear macro-cósmica y holísticamente grabado por Sofía en cada Núcleo humano.  Regala a los humanos, al servicio de la Voluntad del Bien, el Poder mágico de manipular creativamente toda Energía. Eso Les convierte en Magos blancos. Materializarán en la Nueva Era, invocando la ayuda de los Devas, las visiones elaboradas con tanta devoción durante la Era de Piscis.



El Cristo cósmico, Punto de Síntesis

 
 
El Gran Ser puro del Rayo VII, al servicio de Gaia-Sofía, siempre instruye grupos de aspirantes-discípulos mediante la meditación. Les pone en unísono con el plan de  Acuario. Su trabajo meditativo atrae, al borde del manantial del ‘eterno Núcleo de Fuego interno’ humano, al Cristo cósmico. Éste, por su magnetismo, incorporará en la divina Sabiduría de Sofía, el Punto de Síntesis donde se encontrarán el Rayo VI del Señor del ‘Idealismo devocional’ y el Rayo VII del Señor de ‘la Magia y del Orden ceremonial’. He ahí porqué ya, hoy en día, se plasman tantas tentativas de Síntesis en todos los campos del esfuerzo humano. 


Abriendo las alas meditativas, que os lleve el Aire ascendiente de Acuario
***
                                                                                                                         William
                                                                        wvanmarsenille@yahoo.es


La meditación según Krishnamurti


          

Una dimensión del espacio donde la acción es inacción




Introducción

El ‘yo’ y el ‘no yo’ 
Krishnamurti llama el yo al espacio que la mente humana crea alrededor de sí misma. Es su espacio de acción, donde se desarrolla la batalla de la existencia de una persona. Este yo no conoce otro mundo que lo que el pensamiento ha creado.
Hay también otra dimensión del espacio. Se llama el ‘no yo’. Es ‘un espacio de inacción’.  Allí el pensar no tiene acceso.
En este espacio sólo ‘actúa la inacción’ de la observación, la contemplación o el éxtasis. Permite el surgir del mundo del ‘no yo’, lleno de fragancias divinas exhaladas por la Sabiduría, el Amor y el Poder creador desde el ‘eterno Núcleo de Fuego interno’ del Ser humano. 

 El meditador
El pensamiento destruye la contemplación, la bendición. Sólo la inacción del meditador en observación concentrado permite la consonancia con el divino mundo del ‘no yo’, el mundo divino del ‘eterno Núcleo de Fuego interno’ del Ser Humano, la  fuente sagrada de Sabiduría, Amor y Poder creador. Esta consonancia fabulosa con el ‘no yo’ cambia radicalmente el paradigma de la existencia de la Vida divina humana.                                                                         
 William  
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Meditaciones 1969 (fragmento)* 

 Krishnamurti



En el ámbito creado por el pensamiento no hay amor. Este espacio separa a un hombre de otro, y en él se encuentran todo el devenir, la batalla de la vida, la agonía y el temor. La meditación es el cese de este espacio, el cese del «yo». Entonces la relación posee un significado muy diferente, porque en ese espacio que no está creado por el pensamiento, el otro no existe, porque tú no existes. La meditación, entonces, no es la búsqueda de cierta visión, por mucho que la santifique la tradición. Más bien es el espacio interminable en el que el pensamiento no puede entrar. Para nosotros, el pequeño espacio creado por el pensamiento en torno a sí mismo, que es el «yo», es sumamente importante, porque esto es todo lo que la mente conoce, la cual se identifica con todo lo que está dentro de ese espacio. Y en ese ámbito nace el temor de no ser. Pero en meditación, cuando esto se comprende, la mente puede entrar en una dimensión del espacio en la que la acción es inacción. No sabemos lo que es el amor, porque en el espacio que el pensamiento genera a su alrededor, que es el «yo», el amor es el conflicto entre el «yo» y el «no-yo». Este conflicto, esta tortura, no es amor. El pensamiento es la negación misma del amor y no puede entrar en ese espacio en el que el «yo» no existe. En ese espacio se halla la bendición que el hombre busca y no puede encontrar. La busca dentro de las fronteras del pensamiento, y el pensamiento destruye el éxtasis de esa bendición.

*Texto aportado por Josep Jofre

 

Jiddu Krishnamurti  fue un filósofo indio que nació el 11 de Mayo de 1895 en Madanapalle, India y murió el 17 de febrero de 1986 en Ojai,  California. La Dra. Annie Besant, presidenta de la Sociedad Teosófica, le adoptó  cuando éste tenía trece años y  le proclamó el próximo Instructor del mundo, venida que ya habían pronosticado los mismos teósofos.

Cuando contaba quince años escribió "A los pies del Maestro" y desde muy pronto se le consideró un iluminado. Krishnamurti siguió ligado a la Sociedad Teosófica hasta 1929, fecha en la que abandonó todos los privilegios, y honores recibidos, renunciando a la presidencia de la Orden de la Estrella de Oriente y con ella a la Sociedad Teosófica.  Desde este momento, durante casi sesenta años, libre de restricciones y convencionalismos, inició un camino de profundo auto-conocimiento, que transmitió a la gente a través de sus escritos y múltiples conferencias.
De sus palabras se desprende un profundo mensaje de amor y sabiduría, que no deja indiferente a quienes las reciben.
Todas sus charlas desarrollaban esencialmente un tema primordial: 
"La verdad puede ser descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad alguna; al igual que la vida, está siempre presente en un sólo instante".
Recibió entre otros reconocimientos la Medalla de la Paz de Naciones Unidas en 1984, dos años antes de su muerte.


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